APRENDIENDO DE LA EXPERIENCIA
En la actualidad se están desarrollando armas para el control climático, pero vayamos a la historia: Albert Einstein, Leo Szilár y Enrico Fermi, fueron tres figuras prominentes de la física a las que se les atribuyó el desarrollo de la bomba atómica, posteriormente usada como armas de destrucción masiva. Pero lo cierto es que las dos últimas figuras fueron las claves más importantes en el desarrollo del programa conocido como Proyecto Manhattan.
La historia indica que Leo Szilár, junto a otros dos científicos húngaros, se dirigieron a Albert Einstein resaltándole la importancia de sus teorías y el riesgo que implicaba el que los Nazis tuvieran conocimiento de la fusion y de la fisión nuclear, asi como tambien un programa nuclear propio. Fue entonces que Einstein se dirigió a Rooselvet para señalarle la importancia de intensificar la investigación nuclear. Así se aceleró el Proyecto Manhattan.
Posteriormente, estas tres figuras, viendo la inviabilidad del programa Nazi, se arrepintieron de haber participado en mayor o menor grado en el desarrollo de la bomba atómica. Einstein de haber utilizado su prestigio e influencia, los otros de haber participado y llevado el proyecto Manhattan al éxito.
Y es que a pesar de las consideraciones éticas de estos científicos, a pesar de la discusión moral que resultó del crear armas de tal magnitud, lo que sí quedó claro para todos los gobiernos frente a la aplastante victoria contra Japón en 1945 fue una cosa: tener la ventaja y garantizar la victoria depende en gran medida de anticiparse al desarrollo de armas más potentes. No hay que escatimar en gastos frente a cualquier tipo de investigación, y en esto la CIA son unos maestros.
LA TECNOLOGÍA AL SERVICIO MILITAR
Bien podría parecer una ingenuidad de los científicos, o la simple y llana complicidad, pero lo que sí ha sido frecuente, es que sus consideraciones éticas no son tomadas en cuenta a la hora de realizar inversiones en los programas tecnológicos. La realidad, es que detrás de toda inversión siempre se esconden dos grandes de intereses: los intereses económicos y los intereses bélicos.
Y es así que el desarrollo del programa espacial, regocijaba a los que veían en su éxito el desarrollo de misiles balísticos de alcance intercontinental. Y mientras científicos soñaban con las ficciones de Julio Verne, con alcanzar la luna, uniformados de alto rango se frotaban las manos detrás y se deleitaban con la futura subordinación de sus enemigos. Teniendo consciencia de estos antecedentes, cuesta creer y compartir la ingenuidad con que algunos científicos ven las mismas investigaciones donde participan.
Esto ha generado una gran polémica sobre programas que se llevan a cabo desde hace décadas y, lo más curioso del asunto, desde tres núcleos de poder importante: la Unión Europea, Estados Unidos y Rusia.
HAARP, EISCAT Y SURA
Estos tres acrónimos representan programas de investigación similares; se trata de sistemas para estudiar a profundidad la naturaleza de la ionósfera. El problema reside en la posibilidad, o incluso la realidad, de poder usar dichas propiedades para poder inducir catástrofes naturales. Se ha comprobado que existe una relación directa entre las variaciones en la ionósfera y alteraciones geológicas drásticas, y hasta se han realizado denuncias de las posibles aplicaciones bélicas de este tipo de estudios:
«Los Estados Unidos están creando nuevas armas integrales de carácter geofísico que puede influir en la tropósfera con ondas de radio de baja frecuencia. La importancia de este salto cualitativo es comparable a la transición de las armas blancas a las armas de fuego, o de las armas convencionales a las armas nucleares. Este nuevo tipo de armas difiere de las de cualquier otro tipo conocido en que la tropósfera y sus componentes se convierten en objetos sobre los cuales se puede influir» Comunicado de la Duma, 8 de agosto del 2002 (Extraído de Wikipedia)
La importancia de una denuncia de este tipo radica en que provienen de Rusia, y esto no es algo que se deba tomar a la ligera. Ellos mismos (los rusos y los chinos) realizan un programa similar, lo que implica que deben estar enterados en gran medida de las posibilidades de este tipo de tecnología. Por otro lado, el programa de investigación de aurora activa de alta frecuencia, conocido por sus siglas en inglés HAARP (que opera hoy bajo el acrónimo de IRI), se fundó en 1993, y sólo para la fecha del 2007 había recibido una inversión de 250 mil millones de dólares.
LO QUE SE ESCONDE DETRÁS DE LA INVERSIÓN
Tamaña inversión no es un indicio de que se trate de un simple programa. Difícilmente se puede creer que esté enfocado en lograr mejoras a nivel de comunicaciones o para prevenir desastres naturales. El mismo hecho de que fuera financiado inicialmente por la Fuerza Armada Norteamericana y la Marina ya permite suponer cuáles son sus intenciones.
Del mismo modo, en el caso del equivalente Ruso SURA, su financiación provino del DEPARTAMENTO DE DEFENSA SOVIÉTICO. Y la verdad es que es difícil creer en el carácter filantrópico y humanista de instancias diseñadas para la guerra. Además de ello, la experimentación de los dispositivos de calefacción ya indican que hay un fuerte interés por explorar las alteraciones de la ionósfera y sus posibles usos.
La competencia por el desarrollo de este tipo de armas continúa…
Después de la experiencia de la segunda guerra mundial, difícilmente los centros de poder permitirán que las naciones rivales tomen ventaja. El hecho de que estos tres núcleos hayan desarrollado programas similares, además del carácter hermético que siempre ha circundado a las inversiones militares, hace muy ingenuo el pensar que este tipo de gastos y su magnitud sean empleadas únicamente con fines pacíficos.
De hecho, muchos afirman que detrás de muchos de los desastres naturales como los terremotos, se encuentran las acciones de intereses particulares. Especialmente señalan casos recientes en paises como Haití, Perú o Chile, paises donde los terremotos y desastres naturales se han dado afectando en gran medida los intereses endógenos y favoreciendo al de las superpotencias dominantes.
Paises como Perú y Chile son economías emergentes que implicarían la independencia de mercados de superpotencias como Estados Unidos. Así mismo también implicaría la existencia de nuevas economías competitivas en una zona donde la influencia del mercado norteamericano es dominante. Por otro lado el terremoto de Haití se da en el marco de unas elecciones donde el candidato favorecido por EEUU se encontraba en una situación crítica en cuanto a apoyo popular.
COINCIDENCIAS PARA LA INGENUIDAD
¿Coincidencias? Difícilmente se podrá saber a ciencia cierta los alcances de estos programas. Además, difícilmente se podrá saber cuál ha sido el grado de participación de las superpotencias en los desastres naturales. Pero lo que sí es una certeza, es que estas naciones no desperdiciarían la oportunidad para ganar más poder a la hora de controlar, suboordinar y mantener a raya a las naciones emergentes. Cuesta creer que teniendo el poder de controlar el clima lo utilicen al servicio de la humanidad.
Y es en estos casos que, teniendo en cuenta la historia y los antecedentes del desarrollo científico, los espectadores sobrepasan en sentido común a aquellos que se encargan de materializar los avances de la ciencia. ¿Se cegarán los científicos por la posibilidad de hacer grandes descubrimientos? Cuesta creer que muchos de los que trabajan para el progreso se presten a la complicidad de los grandes intereses. Aún así, ya sea por ceguera o por codicia, no sería la primera vez que potencian las capacidades de matar y dominar a los hombres.