A lo largo de los años, los amish han atraído la curiosidad del mundo. Como sociedad viven detenidos en el tiempo, sumergidos en su propia burbuja atemporal. Para la sociedad occidental moderna, acostumbrada a la tecnología y las comodidades, este estilo de vida representa un verdadero misterio.
Los amish son una agrupación religiosa minoritaria, que se han hecho principalmente conocidos por sus estrictos códigos morales y sus fuertes restricciones en cuanto a la tecnología y las comodidades. Tienen un acceso prácticamente nulo a los recursos modernos y se mantienen apartados del mundo exterior.
Su vestimenta y modo de vida parece extraído del siglo XVII o XVIII, nada más y nada menos que cuatro centurias atrás. Defienden a capa y espada el estilo de vida sencillo, el Nuevo Testamento y la paz. Sin embargo, muchos mitos y creencias rodean este aparente pacifismo, debido al carácter radicalmente estricto de su código religioso.
Rumspringa: un vistazo al mundo exterior
Cumplir los 18 años es un evento altamente esperado por los jóvenes a escala mundial. Cumplir la anhelada “mayoría de edad” es motivo de alegría y la llegada a la adultez suele celebrarse por todo lo alto. La cultura amish no es la excepción en este aspecto, aunque para ellos aplica a los 16 años.
Para los jóvenes amish la expectativa es todavía mayor. Arribar a la mayoría de edad implica un evento hasta el momento desconocido: la posibilidad de salir al exterior y vivir la experiencia del mundo real. Esta suerte de permiso es otorgado por la comunidad y el joven tiene la posibilidad de elegir si quiere abandonar e irse a vivir en la sociedad convencional.
Algunos jóvenes optan por vivir experiencias cotidianas como ir al cine, comprar un celular o entrar en contacto con la tecnología. Por el contario, otros eligen vivencias más salvajes. Tener sexo, embriagarse, asistir a conciertos, fumar o drogarse suele ser común. También es frecuente la experimentación con las vestimentas modernas y probarse todo tipo de ropa.
El alto precio de romper las reglas
Como en cualquier otro orden social, en la cultura amish existen reglas. Romperlas puede traer graves implicaciones para los infractores, que incluso pueden llegar a ser expulsados definitivamente de la comunidad. Una vez que un miembro es expulsado, no podrá retornar jamás.
A diferencia de nuestra sociedad, los amish no creen en los códigos legales de los países donde residen (principalmente Estados Unidos o Canadá). Manejan sus propias reglas y lidian con sus problemas de manera privada. Esto implica que los tribunales internos pueden imponer cualquier clase de castigo al margen de la ley, incluyendo la muerte.
Las leyendas secretas de los amish
- Las muñecas sin cara: tienen un aspecto muy peculiar y no tienen rostro. Al parecer, esto busca simbolizar que todos somos iguales a los ojos de Dios. Sin embargo, algunas creencias le confieren a esta carencia un significado más macabro, como la posibilidad de que las muñecas contengan espíritus siniestros que vigilan a sus dueñas.
- Los espectros del camino: Cuenta la leyenda que una mujer amish de la comunidad de Chesterville, en Estados Unidos, fue acusada de ser una bruja a principios del siglo XX. Murió en circunstancias misteriosas y desde entonces, vaga como una aparición en los caminos.
En vida, esta mujer había criticado la autoridad masculina dentro de la comunidad. Los hombres que le temían plantaron un árbol en su tumba para intentar retener su espíritu. Sin embargo, algunos viajeros nocturnos han manifestado verla.
- La mafia amish: Producto de la desconfianza ante la ley del mundo exterior, un grupo de amish han decidido hacer justicia en sus comunidades. De esta forma, un grupo organizado de hombres protege la paz, hace justicia y trata de evitar la influencia del mundo exterior. Esto surgió después de que un tiroteo en una escuela de Lancaster, donde murieron varias niñas amish, evidenció la condición vulnerable de esta pacífica comunidad.
Los métodos de esta mafia muchas veces son cuestionables y están al margen de la ley. El grupo se encarga del trabajo sucio de la comunidad en nombre de la protección de la paz. Se dice que han organizado cacerías humanas, peleas de granero y grandes enfrentamientos con otras congregaciones.
La iglesia amish de la congregación de Lancaster niega que este grupo exista. Aunque se sigue intentando mantener esta cara de la comunidad amish oculta, son numerosos los testimonios que dan fe de los delitos en esta sociedad.