La Dinastía Ming de China duró por 276 años y ha sido descrita como “una de las grandes eras de estabilidad entre gobierno y sociedad en la historia humana”. Esta dinastía se volvió una superpotencia global, llevando a cabo expediciones marítimas antes que Cristóbal Colón y produciendo libros antes de la invención de la imprenta en Gran Bretaña.
Pero mientras la dinastía fue alabada por su estabilidad e innovación, en el fondo se desenvolvían hechos oscuros.
La crueldad de los emperadores Ming no conocía límites, y era específicamente dirigida a las concubinas imperiales. Algunos de los emperadores tuvieron más de 9000 concubinas, muchas de las cuales fueron secuestradas de sus hogares y tenían prohibido abandonar su lujosa prisión, excepto cuando eran solicitadas en la cama del emperador.
Puesto que la práctica del vendado de pies era prominente en la época, por más que lo intentaran las mujeres no podían huir. Ni siquiera podían caminar hasta la habitación del emperador por sí solas, tenían que ser llevadas desnudas ante la presencia del mismo.
EL PRIMER EMPERADOR
Pintura oficial del Emperador Hongwu
El fundador de la Dinastía Ming fue el Emperador Hongwu, y es considerado uno de los más importantes e influyentes de China. Empezó como un monje sin dinero y creció para convertirse en uno de los más poderosos guerreros de Asia. En 1368 comandó el ejército que expulsó a los invasores mongoles que habían gobernado China por un siglo.
Luego de establecer su dinastía, adoptó el nombre “Ming”, que en mandarín significa brillante. Sin embargo, su crueldad sobrepasó el campo de batalla. Tras puertas cerradas, el emperador mantenía a sus concubinas confinadas y sometidas a torturas diarias. Su orgullo y celos lo llevaron a querer controlar cada aspecto de sus vidas.
Y para continuar su control sobre ellas, incluso después de la muerte, empezó una tradición en la que las concubinas eran asesinadas, forzadas a suicidarse, o serían enterradas vivas junto al emperador muerto.
Tanto Yongle como Hongxi, dos de los sucesores del Emperador Hongwu continuaron con esta horrible tradición. Fue en 1464 que el Emperador Zhengtong abolió esta práctica, de manera que las concubinas solo debían temer la pérdida de su dignidad, y no de sus vidas.
MASACRE EN LA CIUDAD PROHIBIDA
Panorama de La Ciudad Prohibida, construida en 1420
El emperador Yongle es famoso por haber creado la segunda capital de China, a parte de Nanjing, y de nombrarla Beijing. Ahí construyó “La Ciudad Prohibida”, el palacio imperial Chino. Su reinado fue una mezcla de reformas militares, económicas y educativas con un estilo de gobierno dictatorial. Sin embargo, sus actos de crueldad fueron numerosos y bien documentados.
En 1421, poco después de que Yongle develara La Ciudad Prohibida el día de año nuevo, se esparcieron rumores de que una de sus concubinas favoritas se había suicidado porque tenía un romance con un eunuco del palacio debido a que el emperador era impotente.
Humillado, el emperador se encargó de silenciar a todo aquél que estuviera al tanto de la situación, así como a todos los involucrados. Le dijo al resto del palacio que la concubina en cuestión había sido envenenada, y luego eligió a 2800 mujeres de su harem y las hizo ejecutar a todas cortándoles la garganta. En esta ejecución en masa fueron asesinadas niñas de hasta 12 años.
No existe un reporte de la masacre en el registro oficial, pero si el relato escrito de una de sus concubinas, Lady Cui, quien no se encontraba en el palacio en ese momento. Poco después, Lady Cui, junto a otras quince concubinas, fue ahorcada con lazos de seda blancos en los pasillos de la Ciudad Prohibida el día del funeral del emperador Yongle.
OTRAS RARAS OBSESIONES
Concubinas y su emperador
El décimo gobernante Ming, Zhengde, quien ascendió en 1505, estaba obsesionado con la vida de los ciudadanos comunes. Se escapaba de noche, disfrazado, y frecuentaba burdeles locales. Sin embargo, esto no lo de detuvo de coleccionar tantas concubinas hasta llegar al punto en que muchas murieron de hambre pues no había suficiente comida para alimentarlas, ni espacio para albergarlas a todas.
Muchos historiadores afirman que fue el reinado de Zhengde el que llevó a la caída de la Dinastía Ming.
Su sucesor, Jiajing, estaba obsesionado con encontrar un elixir que le proporcionara la vida eterna y creía que el ingrediente clave para este elixir se encontraba en la sangre menstrual de mujeres vírgenes. Durante su reinado, ordenó que cientos de mujeres fueran llevadas a la Ciudad Prohibida para “cosecharlas”. Para asegurarse de que su cuerpo era puro, sus dietas estaban restringidas a moras y agua. Muchas murieron de hambre como consecuencia de dicha dieta.
En 1542, un grupo de mujeres intentó asesinar al emperador al entrar sigilosamente en su habitación y tratar de estrangularlo con una cinta. Pero este despertó durante el proceso y ordenó que las mujeres y sus familias fueran ejecutadas.
EL BUEN EMPERADOR
Retrato de un emperador Ming, se cree que es Hongzhi
Entre toda la crueldad hubo un emperador Ming que limitó el número de sus concubinas y nunca fue cruel con los miembros del palacio. Hongzhi, el noveno emperador y padre de Zhengde, vio el tipo de vida en que devenían los múltiples matrimonios, miles de concubinas y la crueldad. Su padre, el Emperador Chenghua, estaba obsesionado con la pornografía y descuidó su trono permitiendo a los eunucos ejercer un poder inmenso.
La madre de Hongzhi, una consorte llamada Lady Ji, fue asesinada a manos de Lady Wan, una concubina que no podía tener hijos, en un ataque de celos porque Hongzhi sería el heredero de Chenghua. Antes de esto, Lady Wan había asesinado a tantos hijos del emperador como pudo encontrar, matando a menudo a las madres también en un intento por ganar el favor hacia su hijo nunca nacido.
Debido a esto, Hongzhi vio el daño que causaba el tener tantas concubinas y darles poder en la casa imperial. Al final de su reinado, el emperador solo tuvo una relación con su emperatriz.
Murió en 1505 a los 35 años, felizmente ignorante de cómo su hijo, el emperador Zhengde, pronto se rodearía de mujeres, moriría sin hijos, y dejaría al imperio en ruinas. Hasta este punto ya el imperio del terror para las concubinas imperiales, uniendo su destino al de las glorias de la dinastía.