Cuando pensamos en la vida de un asesino serial, nos imaginamos a una persona perturbada que huye constantemente de las autoridades. Sin embargo, la vida de Keith Hunter Jesperson nada tenía que ver con esto, traemos para usted los crímenes de cara feliz. Este hombre parecía completamente normal. Aparentemente llevaba una vida tranquila con sus tres hijos y una esposa. Pero todo esto estaba a punto de cambiar, y Jesperson reaccionaria de una manera que nadie esperaba.

Al cumplir 15 años de casado, su matrimonio se derrumbó por completo. Fue entonces cuando Keith Jesperson decidió retomar su sueño de ser miembro de la policía de Canadá. Debido a una lesión, no pudo lograrlo. En 1990, luego de todas sus decepciones, retomó su trabajo de conductor. Todos estos sucesos en la vida de Hunter, actuaron como detonante para los asesinatos que cometería a continuación.

En tan solo 5 años, este hombre estadounidense asesinó a 8 mujeres. Las estrangulaba hasta la muerte. Lo curioso de este asesino es que no quería vivir en las sombras. A diferencia de muchos otros criminales, deseaba darse a conocer. Por este motivo, cuando una desconocida tomó la responsabilidad por la muerte su primera víctima, Taunja Bennett, Jesperson no lo pudo soportar. Inmediatamente, a bastante distancia del lugar del crimen, escribió en un baño su confesión como autor del terrible hecho. No firmó con su nombre, sino que decidió dibujar una cara feliz.

LOS INICIOS DEL ASESINO DE LA CARA FELIZ

loco de la cara feliz

Cuando Keith Jesperson se dio cuenta que el mensaje escrito en un baño no llegaría muy lejos, dio el siguiente paso para ser escuchado. Impulsivamente, escribió varias cartas a los medios de comunicación y a varias fiscales, todas firmadas con una cara feliz. Este asesino deseaba alimentar su ego, cosa que logró cuando su seudónimo abarcó una gran fama. Todos sabían de qué se trataba cuando se mencionaba al “asesino de la cara feliz”.

La confianza de este controversial hombre era tan grande que escribir cartas a las estaciones de policías se convirtió en su pasatiempo favorito. Se cree que su firma era una burla dirigida hacia los funcionarios que no lograban atraparlo. Esto se debía a que Hunter cubría muy bien sus pasos. Sus víctimas, prostitutas y desconocidos, no guardaban ninguna conexión con él. Pero como ningún crimen es perfecto, su octavo asesinato lo delató.

Aunque Keith supo mantener por varios años su matrimonio, su noviazgo posterior al divorcio, con una joven mujer, no tuvo tanta suerte. El crimen que delató al asesino de la cara feliz fue el homicidio de su novia. Sorprendentemente, cuando Keith fue encarcelado, no negó los crímenes que se le imputaban. Por el contrario, confesó ser el responsable de 160 muertes, de las cuales, solo 8 pudieron ser comprobadas.

¿DOBLE PERSONALIDAD? : ASESINO Y AMOROSO PADRE

padre amoroso

La vida de un asesino serial suele ser solitaria. Por lo general, carecen de habilidades sociales para entablar relaciones. Pero Keith jesperson mantuvo, por largos años, una estrecha relación con su familia. E incluso, después del divorcio, la relación con sus hijos fue de mucha más cercanía. En especial con su hija, quien luego de enterarse que su padre era el asesino de la cara feliz dio una serie de declaraciones.

Lo primero que Melissa Jesperson, hija de este famoso asesino, se planteó fue que su padre podría ser víctima de un trastorno de doble personalidad. La joven no podía asociar al padre amoroso con el asesino serial. Aunque más tarde, recordó que durante su niñez sentía ansiedad y nerviosismo al estar cerca de él. Además, admitió que su progenitor, muchas veces, expresaba ideas extrañas: “sé cómo matar a alguien sin que se sepa que fui yo”. También le confirmó a la policía que después del divorcio, estos rasgos extraños se volvieron más notables en él.

Melissa vivió momentos espeluznantes contrastando sus recuerdos con el oficio criminal de su figura paterna. Pero nada fue tan aterrador como cuando fue de visita a la cárcel y Jesperson admitió que más una vez pensó en asesinar a todos sus hijos. Las conclusiones de Melissa fueron las mismas del ojo público: un asesino que carece de emociones. Ella, sus hermanos y su madre, formaban parte de una fachada para esconder al verdadero asesino que se encontraba oculto en la vida del esposo y padre perfecto.