Hace algún tiempo, nosotros somos quienes le quitamos espacio a la naturaleza, pero el día de hoy le traemos un contenido sobre ciudades tomadas por la naturaleza.
Ciudades tomadas por la naturaleza
La conquista, el establecimiento y la emancipación son términos que describen a cabalidad la idiosincrasia humana. Siempre en busca de nuevos lugares en los cuales dejar huella, levantando ciudades con las que el hombre se erige como una raza superior. La principal meta de la faena es la de construir un patrimonio digno de ser admirado por futuras generaciones. Pero cuando el tiempo diluye la vida del ser humano, es la naturaleza quien toma las riendas del mundo.
Varosha, la perla del turismo chipriota
Esta ciudad hace parte del distrito de Famagusta, al norte de Chipre. Durante los años 60 y principios del 70, era la ciudad predilecta de famosos y millonarios, gracias a sus encantadoras características, las cuales la posicionaban como la mejor ciudad para el turismo en la región. Sus hoteles, calles, casino, playas y lugares de recreación, se vieron atestados de personalidades de talla mundial como Richard Burton y Brigitte Bardot. Lamentablemente la popularidad del lugar se vería mermada pocos años después.
La ciudad está cercada y custodiada por las Fuerzas Armadas de Turquía
El 20 de junio de 1974, posterior a la invasión turca en Chipre, el ejército grecochipriota retiró sus líneas de defensa del lugar para combatir en la frontera. Esta medida motivó que los pobladores huyeran de la ciudad, dejando atrás el paraíso que se había construido. 47 años más tarde, la ciudad sigue inhabitada debido a la resolución 550 del Consejo de seguridad de las Naciones Unidas, la cual expone que ninguna persona puede repoblar la ciudad a menos que sea un antiguo habitante de la zona.
Kadykchan, el prodigio abandonado
Tras la desintegración total de la Unión Soviética en 1991, la ciudad de Kadykchan, situada al noreste de Rusia, entró irremediablemente en declive. Construida con el fin de explotar las minas de carbón que allí se encuentran, el gobierno estalinista usó a los prisioneros de guerra para levantar esta ciudad, la cual tuvo su mayor auge al finalizar la Segunda Guerra Mundial. Aunque nunca adquirió las características propias de una metrópolis, se debe destacar que Kadykchan fue pilar en la reconstrucción de Rusia después de la guerra.
De Kadykchan solo quedan los restos de lo que se vislumbró como una gran ciudad
5 años después de la disolución de la URSS, en 1996, una explosión en una de las minas mató a 19 personas. Para este momento la densidad poblacional había caído en un 50%, o lo que es igual a unos 6.000 habitantes. El incidente condujo a que el gobierno clausurara indefinidamente las minas, lo que significaba abandonar la principal fuente de trabajo de la ciudad. En menos de una década el lugar fue oficialmente declarado como deshabitado, aunque aún hay un centenar de personas que vagan por sus calles desiertas y mohosas.
Hashima, la propulsora del imperio Mitsubishi
Por décadas, el carbón fue la principal fuente de energía en el mundo, convirtiéndose en el mineral que dio pie a la revolución industrial. En 1887 se descubrió un yacimiento de carbón en la isla de Hashima, un territorio cercano Nagasaki, Japón. Solo 3 años después del descubrimiento, Mitsubishi compró la isla para tener permisos irrestrictos sobre la explotación mineral en la isla, actividad que se ejecutó sin pausa hasta 1960, año en el que el comercio del petróleo se situó como el recurso natural más importante de la era moderna.
La isla destaca por sus construcciones futuristas pensadas en el habitad de sus empleados
Durante más de un centenar de años, la isla fue habitada por los mineros y sus familiares. La empresa se encargó de construir muros protectores alrededor de la isla para prevenir accidentes a causa de los choques de las olas que continuamente azotan la isla. Las dos Guerras Mundiales que sucedieron durante el apogeo de la isla, en nada contrarrestaron el buen funcionamiento de sus establecimientos mineros.
Por el contrario, durante la segunda década del siglo XX, en Hashima se vieron los primeros edificios de hormigón armado del país, seguido de construcciones que rompieron records para la época, como la edificación más alta construida en todo Japón. El 15 de enero de 1974, Mitsubishi cerró oficialmente la mina, viéndose en la obligación de trasladar a sus empleados a otras locaciones en las que pudiera continuar con su labor.
Vista superior de la isla de Hashima, a veces llamada “El acorazado”
La economía como como daño irreversible
A diferencia de lo que sucedió en Pripyat, a causa del incidente de la central nuclear de Chernóbil, estas ciudades sí podrían repoblarse, pero debido a la falta de fuentes sostenibles de trabajo, han sido relegadas al museo de la historia. Ya hacen parte de los recuerdos como ejemplos de superación humana, al tiempo que demuestran cómo grandes proyectos arquitectónicos pueden verse frenados por pequeños errores de aquellos mismos que los idearon. Lugares que fueron del mundo deshabitado y vuelven deshabitados al mundo.