Los mitos son la forma en la que los hechos más relevantes de cualquier cultura se mantienen vivos. Uno de estos en el de Jure Grando. Pero como no son recuerdos azarosos, al pasar el tiempo, las historias se van transformando y toman un cariz trascendental, introduciéndose lentamente en la psique del hombre para formar parte del inconsciente colectivo.
Aunque se quiera escapar de estas leyendas, ellas siempre serán parte de de cada uno de los seres que hagan vida en el mundo, sin importar su comunidad de origen. De esa manera, el auge de los vampiros fue in crecendo, especialmente con la publicidad recibida a través de las historias de terror que han sido comercializadas en libros, películas o cualquier otro medio posible, todo con el objetivo de hacer dinero sin mucho esfuerzo.
El origen se remonta a una época, en la cual, el ámbito religioso estaba muy afianzado, con costumbres sumamente ortodoxas que no dejaban mucho espacio para que la imaginación construyera entes que traspasaran los límites de lo terrenal. Muy pocas personas tenían acceso a la lectura, de tal manera que los cuentos pasaban de generación en generación de forma oral.
Por todo el morbo y terror que existe en torno a estas criaturas de la oscuridad, es entendible que algunos se dedicaran a investigar el verdadero origen de los vampiros. El deseo por identificar el primer caso de “vampirismo” en el mundo, llevó a respetados historiadores a rastrear el paso de los mitos, hasta dar con el que pudiera etiquetarse como el primero entre todos los vampiros. Por suerte para muchos fanáticos de lo sobrenatural, desde hace varios años se tiene conocimiento del episodio vampirezco que posiblemente dio inició a uno de los mitos más acaudalados de la humanidad.
Jure Grando, la semilla del vampirismo
No todos tienen la oportunidad de dar a conocer al primer vampiro de la historia ¿Qué habrá pasado por la cabeza de los especialistas cuando se les dijo que realmente había un caso de vampirismo documentado? Probablemente la mera idea sacudió el entendimiento hasta del más incrédulo. Confirmado el acontecimiento, despertó un gran interés, ya que representaba el asidero real de lo que antes se consideraba solo como cosas de literatos y hombres de imaginación desbocada. También habría que resaltar que el registro fue hallado en un poblado europeo, continente donde la leyenda suele estar muy presente.
Contrario a lo que muchos piensan, el primer vampiro de la historia no vivió en Transilvania, como bien lo narra Bran Stoker en su novela “Drácula”. Tampoco se llamaba de esa manera, sino que respondía al nombre de Jure Grando y vivía en Croacia. Entre las cosas que se sabe, se dice que vivió gran parte de su vida en la pequeña aldea de Kringa, durante el siglo XVII. Aunque no se tienen grandes detalles de cómo vivió durante un espacio significativo de su existencia, sí hay suficiente evidencia de las atrocidades cometió, quedando como pruebas contundentes para considerarlo vampiro.
Al igual que muchas de las historias sobre vampiros que se han escrito en la actualidad, la leyenda de Grando comienza con su muerte. En 1656, durante su entierro, los asistentes sintieron una sensación extraña, como si el alma del croata no estuviese descansando en paz. Algunos creyeron verlo caminar en las noches por los alrededores del cementerio. No era de extrañar que este caso llamara la atención de todos los investigadores de fenómenos extrasensoriales relacionados con vampirismo.
La vida después de la muerte
La mayoría de las cosas que se saben hoy en día de la leyenda del vampiro Grando, se lo debemos al historiador Carniola Johann Weichard von Valvasor. Este hombre logró desentrañar los secretos más oscuros detrás de la vida del bestial croata, y lo primero que descubrió en la pequeña península donde se sospecha que vivió el amante de la sangre, fue que la gente lo llamaba Strigon, que en lengua local significa “no muerto”.
Dentro del estudio de Valvasor se describe una aparición, descrita como una especie de sombra que deambula cerca de los hogares que tienen niños. Lo peligroso de este espectro, era que se creía que podía chuparle la sangre al niño que se atreviera a abrirle la puerta sin la supervisión de un adulto. La historia parece tener relación directa con el comportamiento vampirezco habitual, y encaja con la idea contemporánea que se maneja de los vampiros, la cual indica que estos seres se aprovechan de las almas indefensas para poseerlas.
Específicamente sobre el caso de Grando, se cuenta que mantuvo aterrada a toda la población de la pequeña aldea durante muchos años. Entre los relatos están las historias de los niños desaparecidos, de las personas que morían de manera inesperada y otro tipo de cuentos que creaban los campesinos alrededor de esta figura tenebrosa. El tormento se mantuvo durante dieciséis años seguidos, hasta que el alcalde decidió, junto a una docena de hombres, armar un grupo que diera caza a este vil engendro.
La muerte del primer “no muerto”
Por más miedo que este grupo de valientes sintió antes de enfrentar a la figura de Jure Grando, el valor intrínseco en sus almas les empujó para hacerle frente e intentar salvar a sus seres queridos. Todos conocían el lugar en el que el vampiro se escondía: el cementerio del pueblo, espacio al que casi nadie se había atrevido a pisar desde su entierro. Al llegar al destino, lo primero que se pudo evidenciar fue el cuerpo de Grando todavía estaba en perfecto estado, sin indicios de putrefacción o descomposición, tal cual como si su muerte hubiese ocurrido en el día anterior y no muchos años atrás.
Nueve eran la cantidad de hombres que conformaban la expedición. Entre ellos estaba un sacerdote que tenía como misión invocar a Dios para ver si el todopoderoso podía terminar con el mal que representaba este vampiro. Con gran desesperación tomaron el ataúd para llevarlo a un sitio donde hacer el ritual espirituoso, pero esto no causaba ningún efecto en la bestia.
Después intentaron clavar una estaca de madera en su corazón pero no lograron traspasarlo. Dato curioso que deja a un lado la creencia cotidiana de que una de las maneras que existen para asesinar un vampiro es insertándole un pedazo de madera en el corazón. Como último recurso, uno de los hombres que se encontraba entre los valientes, llamado Stephen Milasic, tuvo la idea de decapitar al vampiro.
En ese instante escucharon un fuerte grito que les heló sus cuerpos. Tras la acción, pudieron observar cómo brotaba, sin reparo, la sangre del cuello del cadáver, dando por terminada la faena, cuyo éxito significó la liquidación total del primer vampiro de la historia.