Las clases de historia que nos han enseñado en la escuela tendría muchos saltos, pues no mencionan a grandes personajes o no se profundiza en ellos, un ejemplo de ellos es que, según los libros de historia, el 12 de octubre de 1492 el navegante genovés Cristóbal Colón, pisó la isla Guanahaní, llamándola San Salvador, convirtiéndose en el primer europeo que pisaba esta parte del planeta y por lo tanto descubridor de lo que sería América.
El verdadero descubridor de America: Piri Reis
Pero ¿realmente América fue descubierta por Colón hace más 500 años?, actualmente se conoce los mapas del turco Piri Reis, que dan un vuelto mucho más interesante a la historia.
Cuando el 9 de noviembre de 1929, al practicar un inventario en el viejo palacio-museo de Topkapi, en Estambul, los empleados abrieron un antiguo cofre, en su interior hallaron una serie de pergaminos enrollados de los que no se tenía conocimiento oficial. Las primeras investigaciones corrieron a cargo del entonces director del Museo Nacional turco, Halil Eldem. Y fue entonces cuando surgieron las primeras sorpresas.
Los pergaminos lógicamente deteriorados habían sido confeccionados sobre piel de gacela y, según las inscripciones que figuran en los mismos, elaborados en 1513 en la ciudad de Gallípoli por Piri Reis Ibn Hadji Mehemet. Es decir, por el almirante Pin, hijo del peregrino a la Meca Hadji Mehemet. Este personaje, Piri Reis, además de almirante de la flota turca, fue un notable cartógrafo y un humanista de reconocido prestigio, que hablaba griego, italiano, español y portugués.
Fruto de sus innumerables viajes nos queda un libro de memorias Bahriye o Libro del mar en el que aparecen doscientos quince planos y mapas. En los dos fragmentos que constituyen estos famosos documentos de Piri Reis aparece una inscripción que dice textualmente: “Así se refiere cómo ha sido trazado este mapa. Nadie en el siglo presente posee uno similar. Ha sido elaborado y diseñado por el humilde suscrito.
La carta es producto de estudios comparativos y deductivos hechos sobre veinte cartas y mapamundis, sobre ocho ‘Djaferiye’ similares, sobre un mapa árabe de las Indias y sobre un mapa trazado recientemente por cuatro portugueses en el que los países de Sind, Hind y China están trazados con criterios geométricos, y también sobre un mapa de Colón elaborado en la parte occidental. Hay que decir que si la carta de esos países es exacta y válida para los marinos, es igualmente exacta y válida para los siete mares.”
Al parecer, el mapa de Colón al que se refiere el almirante turco fue suministrado por un marinero que había navegado con el ilustre genovés y que fue capturado por Kemal Ris, pariente de Piri Reis.
Ante esto, la reacción de los investigadores turcos no se hizo esperar. En aquellos pergaminos del siglo xv se observaban continentes e islas que no “cuadraban” con la época. ¿Qué se sabía en 1513 de la Antártida y de esa lengua de tierra que dibujó el almirante turco y que enlazaba el cono sur americano con la referida masa antártica?
¿Es que alguien, ignorado hasta esos momentos, había llevado a cabo una exploración del norte de Canadá y de las islas árticas? Para asombro de los geógrafos e historiadores de Estambul, en los mapas de Piri Reis habían sido dibujados ríos, montañas, arrecifes y bahías inexplorados en esas fechas, así como los perfiles de las costas europeas, americanas, africanas, árticas y antárticas. Las cordilleras aparecían, incluso, con indicaciones de sus relieves.
Los ríos, con gruesas líneas. Los arrecifes no visibles, señalados con cruces y las aguas poco profundas, marcadas con puntos rojos. Las autoridades turcas los depositaron en manos del doctor Kahie, de la Universidad de Bonn que visitaba Estambul en aquellos días. Y en septiembre de 1931 eran “oficialmente” presentados a la comunidad científica europea, en el transcurso del XVIII Congreso de Estudios Orientales, celebrado en la ciudad holandesa de Leyden.
Pero, lamentablemente, las investigaciones de Kahie pasaron inadvertidas. Y fue menester aguardar al año 1953 para que los casi olvidados pergaminos de Piri Reis “resucitaran” al mundo de la ciencia y del interés internacional. Todo ocurrió de forma aparentemente casual.
Aunque algunas copias circulaban ya desde hacía años, por diferentes bibliotecas y museos, en dicha fecha fueron remitidos a la Marina estadounidense, como un regalo de sus colegas turcos. Y la Navy los hizo llegar al Departamento de Hidrografía Naval. Se sometió al dictamen de un experto cartógrafo: Arlington H. Mallery. Paciente y meticuloso, éste fue a embarcarse en la ardua labor de revisar cada uno de los perfiles de los continentes descritos por el almirante turco.
Y lo que a primera vista parecía un conglomerado de despropósitos fue revelándose como una increíble “caja de Pandora”. Al explorar los detalles, Mallery observó con estupor cómo los accidentes geográficos dibujados por Pín Reis encajaban con los hoy conocidos, aunque, inexplicablemente, estaban “fuera de sus posiciones correctas”. Este extraño “error” fue justificado como una lógica falta de información de los navegantes medievales en lo que a longitudes y latitudes se refiere.
Pero, al profundizar en las investigaciones, el científico norteamericano terminó por comprender que en aquellos perfiles parecía latir una desconocida ley matemática. En otras palabras: una pauta o proyección, sabiamente manejada por sus autores. Y Mallery solicitó el conocimiento de Walters, un veterano cartógrafo de la Sección Hidrográfica estadounidense.
También te puede interesar: La piedra filosofal, poder y misterios.
Entre ambos hallaron una pauta que les permitió desarrollar y proyectar los planos de Piri Reis sobre un globo terráqueo, sometiéndolos a continuación a la moderna proyección denominada de “Mercator”. Y ahí surgieron las siguientes preguntas: ¿Todos los meridianos terrestres habían sido dibujados con excelente precisión, imposible en el siglo XVI? ¿Los mapas de Piri Reis mostraban la “totalidad” del planeta, con “información” detallada sobre macizos montañosos casos de la Antártida y del norte de América actualmente cubiertos por los hielos?
El almirante turco había “equivocado” el actual estrecho de Drake, sustituyéndolo por una lengua de tierra que unía el cono sur americano con la Antártida. Al comparar los mapas con las modernas fotografías aéreas en infrarrojo, que revelan el perfil submarino de dicha región, se estimó que Piri Reis estaba en lo cierto: ambos continentes habían permanecido unidos por ese estrecho “puente”, al menos hasta el final de la última glaciación. Pero este hecho sucedió hace unos once mil años.
La Antártida aparece “sin hielos” en los mapas turcos. Y sus contornos, montañas y valles coinciden básicamente con lo hoy descubierto bajo el manto helado de casi dos kilómetros. ¿Cómo podía saber Piri Reis de la existencia de la península de Palmer o de la tierra de Maud, por no alargar la cuestión, si dichos lugares no se ubicaron hasta la llegada de la expedición británico -sueco -noruega a la Antártida que recién se hizo entre 1949 – 1952?
Si en 1513 la isla de Cuba presentaba la forma actual, ¿por qué en los mapas de Piri Reis fue dibujada con su extremo occidental básicamente formado por islotes? La solución llegó de la mano del profesor Hapgood: “En tiempos remotos, esa zona de Cuba, en efecto, se hallaba sumergida.”
Una de las conclusiones que se tiene es que Piri Reis se basó en datos anteriores a la glaciación; el año geofísico internacional, celebrado en 1957, dio mucha importancia a la antigüedad de las glaciaciones, o sea las grandes formaciones de hielo en nuestro planeta. El doctor J.L. Hough, de la universidad de Illinois, usando el método de sondeo y el doctor W.D. Hurr, de los laboratorios de geofísica del Instituto Carnegie, que uso el método de radiocarbono, afirmaron que la glaciación comenzó de 6000 a 15000 años atrás.
Pero este margen de fechas se redujo años después por la teoría de Claude Lorius, jefe de las expediciones polares-francesas fijando la fecha en 10000 años atrás. En esa época en Europa habitaban los hombres de cro-magnón, que desconocían los trabajos en metales, no domesticaban animales ni lograron cultivar alimentos.
Si en esos tiempos el hombre apenas lograba labrar la piedra, los mapas de Piri Reis también demuestran que era posible levantar cartas geográficas con gran precisión y conocía que la tierra era redonda, sabia calcular distancias y había navegado por todos los mares del mundo.
Se sostiene la hipótesis que en la época en que se hicieron los mapas era preciso que hubiese exploradores, técnicos en hidrografía muy competentes organizados, pues es imposible dibujar el mapa de continentes o territorios tan extensos como la Antártida, Groenlandia o América si se es un simple individuo o solo un puñado de exploradores. Y la pregunta más grande: ¿Cómo lograrlo sin la ayuda de la aviación?
A través de muchos siglos, se habla que existe una clase superior de saber al que solo han podido tener accesos algunas personas elegidas. Sabiduría que fue legado de una civilización avanzada que repentinamente desapareció.
En el caso de Piri Reis, no debemos olvidar que él habla de mapas secretos y que logró obtener esa información que sólo unos cuantos conocían en su época.