No es un rito mágico. La hipnosis explora el poder de la mente sobre el cuerpo y, además, resulta una terapia eficaz contra las cefaleas, las enfermedades psicosomáticas y los problemas emotivos. Tras años de oscuridad, en los que ha estado paseando por películas y sobreviviendo gracias a la tv, la hipnosis vuelve a escena con fuerzas renovadas.
Eficaz en tratamientos de problemas psicológicos, de probada competencia como ayuda dúrate el parto y muy útil para deshacerse de los molestos dolores de cabeza y las jaquecas, cada veza son más los médicos que apuestan por el uso adecuado de esta disciplina. Los miedos surgen cuando se identifican a la que normalmente realizan los aficionados con la verdadera mente científica.
La Hipnosis Clinica
Pero ¿Por qué es la hipnosis clinica?, ¿cómo, cuándo y quién debe aplicarla?, y, mejor aún, ¿es todo el mundo susceptible de ser hipnotizado? A pesar de la definición de que de ella ofrece el diccionario: “estado de sueño artificial, realizado mediante el influjo personal o bien utilizando los aparatos adecuados (el famoso péndulo o el típico reloj)”, detrás de la hipnosis se esconde otros muchos aspectos. Considerada como una forma de focalización de la atención, hace al individuo abstraerse de la realidad que lo rodea y trasladarse a una situación o hecho determinado, momento en el que comienza su función terapéutica.
El mayor inconveniente se presenta cuando se práctica como un juego, un rito mágico supersticioso o bien se emplea como espectáculo simplemente para entretener a una determinada audiencia, ya que no todo el mundo puede ser hipnotizado. Aunque se sabe que la hipnosis no produce locura, si puede desencadenarla si esta ya está latente dentro de la persona.
Por eso, los que padecen cualquier tipo de trastorno psicótico, los epilépticos o aquellos que son muy inestables, emocionalmente hablando, no deberían de ser sometidos a este tipo de terapias. Por no hablar de aquel que sufriendo algún daño de carácter orgánico (por ejemplo: desviación de columna) se pone en manos de un hipnotizador que, después de llevarle a un estado de rigidez cataléptica, lo sitúa entre dos sillas y se sienta encima, pudiendo provocar serias lesiones.
En su aplicación clínica debe ser siempre el psicoterapéutica el que decida con quien, cómo y hasta que punto se deben aplicar estos conocimientos y cuando la enfermedad a tratar es competencia de otros especialistas. PIEL, DIETA Y ANCIEDAD Aunque hace años era frecuentemente utilizada en los quirófanos, ahora no lo es tanto dado el alto nivel de seguridad que ofrecen las anestesias.
A no se que el paciente sea alérgico a ciertas sustancias, caso para los que la hipnosis o la auto hipnosis sigan siendo de gran utilidad. Por otra parte, si se puede emplear en las fases de preparación de una intervención quirúrgica, por que el proceso post operatorio es mucho más rápido.
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La Hipnosis como método clínico
Además, la terapia hipnótica esta también indicada para las enfermedades dermatológicas, los desordenes alimenticios y el control de la ansiedad o el miedo. Problemas que los hipnotizadores curan remitiéndose a las teorías de Milton Erickson (1901-1980) un psiquiatra y psicólogo estadounidense que dio del inconsciente una interpretación opuesta a la de Freud (1865-1939) el padre del psicoanálisis.
Según este último, el inconsciente es el lugar de los conflictos no resueltos. En cambio, para Erickson, es el ámbito donde crecen y se alimentan los recursos de cada persona. L vivencias que el individuo fue acumulando a lo largo de su existencia, sobre todo en los primeros años de la infancia, son almacenados en los circuitos de la memoria de donde supuestamente pueden ser recuperadas en momentos y contextos diferentes.
Pero los trastornos se desatan cuando no se consiguen acceder a estos recursos, y la diferencia entre lo que se es y lo que se podría hacer provoca malestar o se presentan con síntomas psicoanalíticos. SENTADO Y RELAJADO Olvídense de péndulos y miradas magnéticas capaces de provocar catalepsia y de dominar la voluntad de la gente. Lo cierto es que todo se desarrolla de una forma más natural y aunque existen muchas formas de aplicarla, la técnica más utilizada por los terapeutas parece ser la de la relajación.
Para ello el paciente adopta una posición cómoda, sentado o recostado, hasta que hablándole en un tono tranquilo y monótono se sigue relajando. A veces de una forma tan profunda que puede llegar al trance, un estado de la consciencia en el que se verifica una total abstracción del ambiente externo. Tanto que incluso algunos pacientes se hacen insensibles al dolor. El electroencefalograma demuestra que, durante el trance en el cerebro aumentan las ondas alfa, indicativas en un estado de vigilia y de relajación a la vez.
El sujeto no duerme, pero su mente no está inmersa en operación racional alguna. Una ayuda, en ese sentido, procede de la programación neuro lingüística, una neurociencia que estudia los mecanismos de percepción de la realidad.
Es decir, lo que hasta hace poco tiempo parecía un método impreciso, difícilmente verificable, hoy encuentra confirmación en una serie de estudios que han analizado las reacciones del cerebro sometido a la hipnosis. La utilización de imágenes, metáforas y fantasías dirigidas permite activar el hemisferio cerebral dominante, cede de la racionabilidad, del pensamiento lógico-deductivo y de la habilidad crítica y analítica y al mismo tiempo se activa también el otro hemisferio relacionado con la creatividad, la intuición, las emociones, la visualización y la síntesis.
En esa persona hipnotizada, se observa una bajada de la actividad de las regiones frontales del cerebro; relacionadas con la vigilia y la capacidad crítica, mientras son estimulada las áreas occipitales, donde se encuentra la función de visualización multisectorial.
SORPRESA, SORPRESA La hipnosis clínica estimula la magia de la sorpresa, para superar las convicciones rígidas y aceptar las novedades. “la obligación del terapeuta es proporcionar el marco adecuado en el que pueda producirse el cambio deseado. Pero la hipnosis es solo un vehículo”, afirma el médico norteamericano Peter Bloom. Por eso, un tratamiento hipnótico solo puede basarse en la creatividad y la personalidad de cada individuo.
Con estos elementos se puede provocar en cada uno de nosotros la aparición de un pequeño héroe.
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