En pleno desarrollo de la Segunda Guerra Mundial, Hitler y los nazis buscaban controlar el planeta. Los nazis sentían que formaban un imperio en el este de Europa. Pretendían no relacionarse con una raza que consideraban inferior a ellos. Para alcanzar esta idea, tuvieron muchas ideas, entre las que resalta el proyecto Sonnengewehr. Un experimento que no pudo ser, por suerte…
La segunda guerra mundial hizo que los nazis aplicaran una represión grotesca, sangrienta, pero sistemática y planeada científicamente. Los principales campos de concentración albergaban a más de 21.00 prisiones en 1939. Para el año 1945 la cifra aumentó a 700.000.
A pesar de que se aplicaron muchos métodos sangrientos y de control en los campos de concentración, no hubo arma mejor elaborada, trabajada, puesta en práctica y explotada que el cerebro de Adolf Hitler. Allí estaba el secreto de todas las armas que se utilizaron, y las que no, como la del proyecto Sonnengewehr, en el que “rayos de la muerte” serían enviados a enemigos.
Cada uno de los proyecto que se utilizaron por los nazis, fueron pensados por el Führer para derrotar a una maquinaria llamada “Estados Unidos”. Al final de todo, los tanques americanos atravesaron los campos de concentración y se vio acabada la guerra con la derrota de Hitler. Pero ¿de qué se trataba el Sonnengewehr?
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Hillersleben: el centro científico de armas
¿Imaginan a tanques destruidos por rayos que bajen del cielo? De eso se trató el proyecto de un arma solar colocada en órbita que sería capaz de enviar mortíferos “rayos de la muerte” sobre los oponentes del imperio nazi.
Fue el proyecto más ambicioso del siglo pasado en lo que concierne a estrategias de guerra. Estaba muy adelantado en la época y hacia uso de todas las tecnologías que se desarrollaban en el equipo de investigación de armas del Tercer Reich. Este mortífero centro, se encontraba ubicado en el pequeño pueblo de Hillersleben.
Fue elegido por los nazis para instalar la oficina de investigación y allí se encontraban aproximadamente 150 científicos. Se realizaron un gran número de experimentos con armas, muchas de las cuales llegaron a utilizar en la guerra. En el centro encontraron una cantidad notable de armamentos en etapa de desarrollo. Desde cohetes de artillería, tanques de proyectiles a larga distancia, morteros y otra lista de inventos que no se utilizaron, por suerte para los enemigos de Hitler. Después de la batalla, estas instalaciones fueron abandonadas.
El proyecto Sonnengewehr: Rayos para matar a enemigos
Hernán Oberth, físico que fue reconocido como uno de los pioneros de la cohetería, fue el diseñador del peligroso dispositivo que dispararía rayos a los enemigos de Alemania. Según los documentos encontrados, el arma solar, se ubicaría en una plataforma en la órbita terrestre. Se utilizó un método teórico para su construcción, que consistía en módulos prefabricados en tierra y luego enviados a la órbita.
Hernan Oberth, el padre de la coheteria
Oberth gozaba de una mente muy creativa y los nazis explotaban su ingenio. Estaban interesados en la construcción de un espejo cóncavo de 3 KM de diámetro. Desde la órbita terrestre, emanaría un rayo de luz concentrado hacia la superficie. Si nos ubicamos en la leyenda de Arquímedes en la que quemo a embarcaciones, sería lo más cercano a este invento macabro.
Los investigadores y científicos alemanes, según conceptos del físico Oberth, concluyeron en que debían ubicar el espejo a 8200 kilómetros de altura. Utilizarían como material principal el sodio metálico que generalmente abunda en la naturaleza y tiene gran capacidad de reflejar la luz. La humedad no sería un problema para los científicos. En el espacio no hay moléculas de gas y por ende, nada alteraría su funcionamiento.
Un cohete se encargaría de llevar una de las piezas del espejo al espacio. Se trata del V11, quien reemplazaría al V2 que fue el que se utilizó para bombardear a Inglaterra. El V11 podría haber bombardeado a los Estados Unidos.
Este espejo orbital, tendría una zona habilita para astronautas nazis que operarían el rayo matador desde la órbita. Si tenemos en cuenta que en ese momento, se desconocía el espacio, la falta de gravedad, etc. Podría sonar hasta divertido, pero no deja de ser macabro.
¿Cómo trabajaría el rayo de la muerte nazi?
Los nazis planeaban obtener energía eléctrica a partir de dinamos alimentados por radiación del sol. Utilizarían botas magnéticas para caminar por el piso de la estación espacial. ¿Qué es lo más llamativo de todo? Plantaría calabazas que convertirían el dióxido de carbono en oxigeno limpio.
El espejo orbital nazi contaría con una zona dedicada a alojar a los astronautas encargados de operarlo. Hay detalles que pueden parecer hasta graciosos hoy, pero hace 60 o 70 años, el espacio y la falta de gravedad eran prácticamente desconocidos. Por ejemplo, se planeaba obtener la energía eléctrica necesaria a partir de una especie de dinamos alimentados por la radiación solar.
Los astronautas utilizarían botas magnéticas para desplazarse por el piso de la estación espacial, y el oxígeno sería proporcionado por un invernadero. Una plantación de calabazas convertirían el CO2 liberado por los astronautas en oxigeno respirable.
El enemigo no iba a poder defenderse de este ataque mortal. No había manera de destruir al espejo que orbitaba. La tecnología más avanzada no sería suficiente para frenar este mecanismo de ofensiva letal.
Por suerte, la llegada de los aliados en el año 1945 frenó está avanzada macabra de Hitler y compañía, de construir una tenebrosa “estrella de la muerte nazi” llamada Proyecto Sonnengewehr. Viéndolo desde un punto de vista lógico, para la época tenían dificultades técnicas. Los rayos posiblemente se hubiesen desvanecidos en la atmósfera y tan solo llegaría una tenue luz de reflejo. El proyecto tan solo hubiese sido algo fantasioso.
Después del término de la Segunda Guerra Mundial, Oberth se dirigió a los Estados Unidos y trabajó para el gobierno norteamericano. La tecnología del cohete V2 (que devastó Londres) fue la que a la postre dio vida al Saturno V, que llevó a los astronautas americanos a la Luna.
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