LOS COSTOS DEL PROGRESO CIENTIFICO

De la experimentación con animales a pruebas con humanos

Hay puntos en los que la ciencia cruza los límites de la neutralidad y se erige sobre la crueldad más extrema. En nombre de un cuestionable progreso cientifico, muchos seres han padecido graves sufrimientos y penurias; de esta forma han contribuido involuntariamente con del desarrollo tecnológico

¿Pero debe considerarse una suerte de sacrificio necesario? Muchos de los avances de la actual medicina tienen antecedentes en experimentos donde no se escatimaron recursos. Existe el registro de la cabeza de un perro mantenida con vida por la voluntad de un médico ruso; corazones bombeados por mangueras, animales mutilados y convertidos en siameses, entre muchos otros «estudios», que sin embargo fueron los antecedentes de los estudios de trasplante de tejidos y órganos.

Progreso cientifico: Experimento de trasplante de cabezas
Progreso cientifico: Experimento de trasplante de cabezas

Pero es en estos casos que queda en evidencia la frivolidad de la ciencia ante la vida, considerándola un objeto, como aquella ocasión donde científicos norteamericanos decapitaron dos simios; desecharon la cabeza de uno de ellos, como si se tratara de un remanente innecesario que minutos antes entraba aún con vida al quirófano. Su cuerpo era lo que se necesitaba, un nuevo soporte para la cabeza del otro animal al que lograron mantener vivo por unos minutos.

Progreso cientifico: Simio con cabeza transplantada
Progreso cientifico: Simio con cabeza transplantada

Estudios con humanos

¿Pero qué sucede cuando los animales no resultan ser lo suficientemente complejos y su naturaleza es una traba para nuevos estudios? Lo que se creía eran rumores y conspiraciones sobre experimentación en humanos resultaron ser hechos reales. Son hechos que se dieron dentro de las sociedades americanas,  donde se realizaron estudios  sólo equiparable con los experimentos de los países del EJE con sus prisioneros, donde al menos experimentaban con quienes eran «sus enemigos».

El estudio de los tratamientos para las enfermedades venéreas trajo consigo una de las aplicaciones más inmorales de la investigación científica, donde seres de baja formación, de baja condición económica, de razas distintas a las del poder hegemónico dentro de naciones de países como Guatemala y EEUU, vivieron en carne propia la negligencia de médicos y científicos. Estos científicos eran en su mayoría norteamericanos, y usaron a los ciudadanos sin ningún consentimiento para fines investigativos. 400 afroamericanos infectados con sífilis en EEUU fueron dejados a la deriva en el tratamiento de su enfermedad.

Con esto se buscaba estudiar la evolución de la infección, dejando como saldo numerosos muertos, la propagación de la enfermedad a las mujeres de los enfermos, e incluso a niños que se vieron infectados en su nacimiento.

Experimentos reales con humanos
Experimentos reales con humanos

Ciencia en Tuskegee

Este experimento duró tres décadas, desde 1942 hasta 1972, y fue conocido en la historia como “experimento Tuskegee”, nombre dado por la localidad donde se llevó a cabo. No deja de sorprender que incluso cuando ya se había usado de conejillo de indias a los Guatemaltecos para probar la efectividad de la penicilina como tratamiento  (1946 – 1948), a los cuáles se le inoculó el virus para luego ser tratados con el antibiótico, el experimento en Tuskegee no se detuvo

¿Imagina llegar al médico al que confías tu vida, incluso recibiendo el tratamiento que te va a curar, pues algunos ya estaban siendo medicados con penicilina, y ser diagnosticado con “mala sangre”?

Experimentos con humanos
Experimentos con humanos

En estos casos los pacientes recibían la instrucción de parar el tratamiento, inducidos a un progresivo deterioro de su salud hasta llegar incluso a la muerte. No deja de haber detrás un gran componente de racismo, crueldad y posiblemente de intereses políticos,

¿No pudo haber resultado en otra forma de control de la población?, tantas cosas se saben hoy día, como las ya practicadas y patrocinadas “esterilizaciones forzosas” por EEUU, que no sería extraño considerar intereses económicos detrás de este tipo de acciones.

Bill Clinton pidiendo disculpas por el experimento después de dos décadas de ser cancelado:

¿Qué tanto se puede confiar en la ciencia más allá de ser el ámbito del tiempo futuro? El progreso siempre se proyecta hacia el mañana, pero el problema no es lo que logra, el problema está en que puedan necesitarnos hoy como el suministro de un experimento que les permita alcanzar sus metas. Es entonces donde la ciencia no mostrará su lado más amable.

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