Para muchas personas es la leyenda más grande entre las que existen dentro del mar, pero El holandés errante tiene muchas versiones de acuerdo al país en el que se cuenta o en la manera en la que se cuenta, todo rumor sobre el holandés errante cuenta que es de mala suerte el cruzarse con este navío ya que esta fue la maldición que les dieron aparte de que navegarían para toda la vida hasta el juicio final.
La historia del Holandes Errante
La historia más famosa entre todas las leyendas que se cuentan sobre el holandés errante habla sobre un capitán holandés llamado Hendrick van der Decken en el siglo XVII, el cual según se cuenta tenía un barco el cual podía viajar en un corto tiempo entre Holanda y Java pero esta historia para la mayoría de navegantes era imposible por lo que se rumoreaba que van der Decken había hecho un pacto con el diablo para ser el barco más rápido en los mares del viejo continente y Asia.
El capitán holandés ya se había ganado una gran fama por la gran velocidad de sus viajes, en estos viajes comerciaba las especias que habían en los distintos puntos a los que viajaba, y por lo que el holandés ya se había hecho de una gran fortuna, por su forma de ser era temido pero a su vez tenia a sus tripulantes contentos ya que el capitán era justo en cuanto a sus ganancias las cuales repartía con estos y también acostumbraba llevar a estos a prostíbulos u otros lugares exóticos del caribe.
Su barco era tan fuerte y rápido que se decía que rompía olas y partía a los vientos más furiosos para poder llegar a su destino, según los que narraban su ya historia desde aquellos tiempos el vendió su lama al diablo una noche de luna llena, su último viaje tuvo como destino las lejanas indias de la cual adquirieron todo lo que podían para venderlos a precios elevados en Holanda.
El peligroso viaje
En el viaje la cosa se puso extraña ya que el mar estaba más tempestivo que nunca, esto era raro para la embarcación ya que no había cosa alguna que detenga su velocidad, fueron más de dos días los cuales el mar había estado así por lo que el capitán holandés decidió que su barco tome rumbo hacia el Cabo de Buena Esperanza, que se encuentra en el actual Sudáfrica, para poder descansar y de paso esperar que el mar calma su iracunda tempestad.
Rumbo al cabo se percataron que las aguas del lugar estaban aún más turbulentas, las olas eran en exceso peligrosas ya que en cada movimiento que pasaba amenazaba con derribar a todo el barco, las velas por los fuertes vientos se estaban rompiendo, todo era un caos para todos los tripulantes dentro del barco, quienes no eran personas primerizas en este tipo de viajes, ellos eran marineros de más de 30 años de servicio, musculosos e incluso algunos con varias partes amputadas.
Las causas según los tripulantes podrían haber sido varias ya que aún se le atribuía el mar a Poseidón, o incluso otros demonios que reclamaban los tesoros que habían dentro del barco, también hablaban entre ellos que el diablo había llegado a llevarse sus almas junto con la de su capitán; como todo marinero eran supersticiosos de los mitos y leyendas del mar.
Van der Decken desde el cuarto del capitán no dejaba de pensar en que estaría en contra de él, del por qué el mar se habría ensañado en contra de su barco, para el que había dado su alma al diablo era lo peor que podía pasar, así que se levantó de su mesa y vio un crucifico de plata que le había dado su esposa antes de zarpar el cual tomo con furia y empuñándolo con rabia empezó a maldecir a todos; sus palabras más fuertes eran en contra de Dios el cual según él pensaba le estaba dando todos estos problemas por haberle entregado su alma al diablo.
En sus palabras también decía que él era dueño de su alma y podía hacer lo que él quisiera así que Dios ni nadie tenía derecho a oponerse, acto seguido fue a cubierta donde se dio cuenta que la naturaleza era aún más fuerte de lo que él pensaba, entonces corrió hasta el timón de su barco y tomando el control de este con una mano y con la otra agarrando fuertemente el crucifijo exclamo a Dios que no podría detenerlo ya que el diablo le había dado la facultad de ser el amo y señor de los mares.
En su delirio incluso dijo que los dos (diablo y Dios) eran unos cobardes ya que ninguno de los dos podría frenarlo.
En toda esa furia veía como sus marineros perecían por la fuera del mar, rabioso lanzo el crucifijo al mar riéndose por que según el nadie podría pararlo; paso poco tiempo para que baje la mirada hacia sus camaradas los que lo veían con cierta sorpresa y temor a la vez; ya que la tormenta se había calmado y el cielo empezaba a despejarse; varios días después todos vieron el sol nuevamente, no solo eso sino también un gran calma en todo el mar en su camino de vuelta a Holanda, esto para todos fue una victoria del holandés en contra de Dios.
Una de las madrugadas a poco de llegar a Holanda, el holandés escucho entre sueños que como resultado de su soberbia estaría condenado por toda la eternidad de navegar por el mar sin pisar tierra junto a todos sus hombres, además que no volverán a probar comida ni agua; esto le asusto tanto que despertó y salió a cubierta donde le habían notificado que estaban cerca de Holanda.
Todos quedaron sorprendidos al ver que nunca llegaban a tierra a pesar de estar tan cerca, pasaron la tarde y la noche y nunca llegaron, algunos de sus hombres saltaron del barco desesperados pero se ahogaron, entonces fue cuando el holandés se dio cuenta que el sueño que había tenido era la señal de que habían sido malditos.
Después de años de vagar por el mar muchos de sus hombres murieron, sin poder comer ni tomar gota alguna; la maldición entonces convirtió a todos sus tripulantes en muerte andante igual que al capitán; este barco ahora navegara para toda la eternidad por los mares llevando consigo la melancolía de cada uno de sus tripulantes de nunca más volver a tocar tierra firme; cuando un barco se topa con el holandés errante solo logra verlo por un par de minutos ya que en este tiempo desaparecen.
Como todos las leyendas tienen historias creadas a partir de las supuestas vistas, pero la mayoría de personas que navegan los mares dicen haberlos visto, incluso el Rey Jorge V de Reino Unido antes de asumir su cargo fue como parte de marina a un viaje en el cual según sus apuntes vio al holandés errante, en estas notas decían que tenían un color fosforescente y que gracias a la luz de la luna se pueden ver sus velas y demás componentes.
Pero claro está que no es el único avistamiento ya que son décadas de años los que han pasado y aun se cuentan rumores de que los vieron navegando por el mar como condena al desafío a Dios.
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