Para la mayoría de las personas las maldiciones no existen, son solamente el producto de mentes enfermizas o de cuento de hadas. Sin embargo, en algunas ocasiones estas llegan a afectar a naciones enteras. Tal cómo sucedió en Francia, cuyos reyes, la familia Habsburgo, fueron maldecidos por Jacques de Molay, el último Gran Maestre de la Orden de los Templarios; y padecieron y fueron señalados como una familia maldita.

HASTA QUE LOS HALCONES DESAPAREZCAN

Las primeras noticias que tenemos de los Habsburgo se remontan al siglo XII, cuando estos acababan de llegar a Suiza provenientes de Alsacia. Según dice la leyenda, pocos años después de esto uno de los condes del recién construido castillo violó a una joven campesina.

La muchacha por quedar embarazada fue repudiada por sus padres y por el conde, quien en un acceso de ira, encerró a la joven en una mazmorra; desde ahí la muchacha histérica, profirió una maldición que pesaría sobre la familia hasta que quedara en el castillo, por lo menos uno de los muchos “halcones” que lo habitaban.

El escudo de la familia

El escudo de la familia

Esto fue investigado por los parapsicólogos mediante observaciones realizadas en los alrededores del castillo, en el que se pudieron localizar zonas de alta concentración psíquica, producidas, según un medium, por una mujer ultrajada que descargó una gran cantidad de energía psíquica a través de una maldición.

En contra de la supuesta maldición, muchos podrán objetar que la Casa de Habsburgo tuvo muchos éxitos y que dominó Europa durante un largo periodo; sin embrago, la historia de la familia maldita es muy curiosa ya que en todas las épocas, después de conseguir algunos éxitos, sobrevienen una serie de tragedias cuyos efectos son generalmente mayores que los triunfos logrados, además las desgracias, en su mayoría suceden en circunstancias muy anormales, como podremos ver a continuación.

COMIENZA EL CALVARIO DE LA FAMILIA MALDITA

Maldición de la familia Habsburgo

Maldición de la familia Habsburgo

Pocos años después de que fuera proferida la maldición, subió al poder el conde Rodolfo, quien fue sorpresivamente electo para ocupar el trono del Gran Imperio Alemán, del que resultó ser un gobernante hábil e inteligente, por lo que pronto ganó un gran poder político sólo en Alemania, sino en toda Europa.

Consolidó su dominio sobre los territorios de la familia en Austria, Suiza y Alemania, aumentándolos además, con provechosos casamientos, llegando incluso a planear el matrimonio de su hijo Hartmann con al princesa real de Inglaterra, y fue aquí donde ocurrieron las tragedias, en menos de un año Rodolfo perdió a tres de sus hijos, entre ellos a Hartmann, con lo que perdió muchos territorios, cometiendo de paso, el grave error de dividir sus posesiones entre dos de sus hijos, creando rencillas entre la propia familia, llegando inclusive hasta el asesinato.

EXPULSADOS DE SUIZA

Durante el siglo XIV, la maldición estuvo a punto de darle la puntilla final a los Habsburgo, al ser expulsados de Suiza en dos sangrientas batallas, la de Norgarten y la de Sempach. Fue en esta última donde se hizo patente la maldición, ya que los austriacos, que formaban un poderoso ejército de varios miles de hombres bien armados, fueron derrotados por un pequeño grupo de suizos libres.

La familia maldita

La expulsión de los Habsburgo (la familia maldita) de Suiza, significó para la familia su decadencia máxima, de la que nadie esperaba que se repondrían, pero es aquí donde la maldición les da un pequeño respiro, para así volver a atacar con más furia. Al subir Maximiliano I al trono en 1493 a base de conquistas y casamientos oportunos, recuperó rápidamente lo perdido.

Su obra fue continuada por su nieto Carlos V, quien llevó a los Habsburgo a su época de oro, ya que al ser hijo de Juana la Loca, heredó el trono español y sus inmensos territorios de ultramar, lo que lo convirtió en el más poderoso hombre de la tierra. Sin embargo, él también cometió el error de dividir su imperio, momento en el que la maldición volvió aparecer nuevamente.

Su sucesor en el trono de España fue Felipe II, quien intentó consolidar su imperio a fin de que España siguiera siendo la mayor potencia de Europa durante el naciente siglo XVII; pero su ambición le hizo creer que tenía derecho al trono de Inglaterra, por la que formó la tristemente célebre Armana Invencible, invencible para los barcos de la época más no para los elementos, ya que al parecer desde un principio estuvo enmarcada por un destino.

Al ser atacada a sus salida de puerto por una tempestad quedó completamente estropeada, eso y el que los ingleses supieran de antemano la invasión, hizo que regresara a España menos de 50 barcos. Esta derrota, marcó el principio de la decadencia del imperio español.

La guerra de los Treinta Años, fue una de las repercusiones más trascendentales de la maldición, ya que un sucesor de Carlo V en la corona alemana, llamado Fernando II, era un católico apasionado, que quiso exterminar salvajemente a los protestantes, desencadenado con ello la guerra, la cual sólo trajo miseria y peste a la mayor parte de Europa Central y que estuvo a punto de exterminar la civilización europea al morir más de su tercera parte de la población.

Con la revolución francesa, culminó la maldición que, sobre los reyes de Francia habían lanzado los Templarios, sin embargo, la esposa de Luis XVI, María Antonieta, era una persona que no tenía ningún parentesco sanguíneo con los Capeto, sin embargo ella era una Habsburgo, al ser hija de la emperatriz María Tersa de Austria. Como podrá verse, esta unión entre dos familias predestinadas a sufrir grandes tragedias, no fue muy saludable, ya que ambos fueron guillotinados como consecuencia del derrocamiento.

Maximiliano es el clásico ejemplo de lo que una maldición puede hacer.

El era una persona buena con todo el mundo, y hasta cierto punto inocente, que pudo haber llevado a una vida tranquila y placentera en su castillo de Miramar que sin embargo, fue víctima de las ambiciones de Napoleón III y de Carlota, su propia esposa, quien lo obligaron a aceptar las responsabilidades de un trono lejano e inseguro, en un país inestable y exótico como era México para los europeos y con la constante amenaza de los Estados Unidos, que no veían con buenos ojos que las potencias europeas se inmiscuyeran en los asuntos de América.

Como todos sabemos, Maximiliano murió fusilado en México en Querétano en el año de 1867, tras un corto «reinado».

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EL GOLPE FINAL DE LA FAMILIA MALDITA

Finalmente, la maldición dio su golpe de gracia en una forma por demás devastadora. Francisco José cometió su más grave error cuando decidió ocupar dos ex provincias turcas, Bosnia y Herzagovina, enviando al heredero del trono, Francisco Fernando, a visitar Sarajevo, capital de las nuevas posesiones. Esta visita, estuvo marcada desde un principio por el desastre. Cuando la pareja arribó a Sarajevo, tiraron una bomba al auto en el que viajaban, el cual explotó hiriendo a cuatro miembros de la escolta.

Un poco más adelante, el chofer se equivocó de calle y me metió por una cerrada, de pronto apareció un estudiante serbio, Gavrilo Princip, quien después de proferir varios insultos a los ocupantes del auto, los asesinó. La fecha, 28 de junio de 1914, las consecuencias, todos las sabemos: más de 10 millones de muertos a causa de la I Guerra Mundial. Aquí fue donde la maldición dejó su huella más profunda.

¿Han cesado los efectos de la maldición de los Habsburgo (la familia maldita en cuestión) después de 9» años de proferida? Todo parece indicar que si, debido a que estos han perdido todo su poder político, además de que tanto en el castillo de los Habsburgo en suiza, como en el castillo de Schönbrunn en Austria (residencia de Francisco José), las aves han desaparecido por completo, pero quizás  la maldición esté dando un respiro a los Habsburgo, para que se engrandezcan y pueda golpearlos de nuevo. Sólo el futuro nos lo dirá.