Con el objetivo de conjurar la maldición del destructor e inexorable paso del tiempo, en todas las épocas el hombre ha intentado dejar testimonio de su vida y de su paso por el mundo. El Bamiyan.
En el misterioso y remoto Afganistán estos testigos de la odisea humana estuvieron representados por las esculturas de piedras y también por las estatuas de Bamiyán, dichos monumentos sufrieron una serie de atentados desde su creación.
En una vieja ciudad en ruinas de la provincia de Bamiyán, al noroeste de la capital, Kabul, por lo menos 12 mil habitaciones fueron labradas en la roca. En este gran valle conviven diversas culturas y mucha historia, así como también el artes griego, budista y persa.
En la actualidad esta provincia es la base de operaciones de un grupo especial de las fuerzas de paz de Nueva Zelanda y del grupo de Reconstrucción Provincial de Afganistán, es considerada por lo mismo como una de las provincias de mayor seguridad de ese país.
LAS ESTATUAS DE BAMIYÁN
Todo el valle donde se edificaron las estatuas, esta agujereada por las cavernas y las grutas, donde los monjes budistas han vivido durante siglos y han atesorado importantes documentos, algunos de ellos de mucha antigüedad. A finales de los ochentas, eran tres estatuas de colosales dimensiones, esculpidas en la roca viva, los guardianes de las ruinas.
Unas décadas antes eran 5 las esculturas, una de ellas de 55 metros de alto, es decir nueve metros más que la Estatua de la Libertad, a la entrada del puerto de Nueva York, en los Estados Unidos. En el año 629 después de Cristo, un viajero chino llamado Xuanzang describió Bamiyan como una ciudad dinámica con una población de unos 10 mil monjes.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: DOBLE DISCURSO MUNDIAL
Las dos estatuas más prominentes medían 55 y 37 metros de alto. Posiblemente estas imponentes estatuas fueron construidas en el siglo IV o V d.C. Dicen que los monjes las recubrieron de pintura plateada, con la intención de hacerlas pasar por representantes de Buda, pero el engaño se descubrió con toda facilidad.
Los arqueólogos no han logrado ponerse de acuerdo, especialmente porque ellas carecen de rostro. Todo indica que fueron mutiladas deliberadamente, como si se quisiera evitar su identificación. No es del todo seguro que las estatuas pertenecían a Buda, sino a otro enigmático personaje del que se ha intentado evitar toda posibilidad de reconocimiento.
¿PUDIERON HABER SIDO LOS ATLANTES?
La leyenda sostiene que en Bamiyán se refugiaron los últimos atlantes, es decir los míticos habitantes del legendario continente conocido como la Atlántida. Lo que sí está claro es que Bamiyán, en todo caso, ha servido de refugio a cualquier tipo de fugitivos.
En el templo mayor de las ruinas, sin dificultas alguna se pudo esconder uno de los ejércitos de la época. Una teoría sostiene que no fueron los atlantes los que dieron vida a este lugar, sino un grupo étnico europeo expulsada por los druidas (sacerdotes durante la Edad de Hierro que gozaban de gran poder político).
Muchos piensan que se trataba de una rama de los celtas, quienes intentaron rebelarse contra sus amos y fueron exterminados.
¿O ERAN DIOSES CELTAS?
Con maquiavélica astucia, los sacerdotes druidas decidieron terminar con todos los líderes celtas, sosteniendo que los dioses les habían hecho una revelación: los hombres, más sabios y los más valientes de los vencidos, tenían que reunirse con ellos “en el país situado al otro lado de la vida”.
Cada solsticio y cada fiesta religiosa, los más valiosos celtas eran sacrificados. En pocos años no quedaban ya ningún jefe, porque nadie, por valor y vergüenza, se negó a morir.
Fue entonces cuando apareció Ram, el reformador, quien se dio cuenta que pretendían exterminarlos y se fugó con su pueblo en dirección al Oriente.
Los partidarios de esta teoría sostienen que la huella de su paso se puede encontrar en Hiram, Ram, Irán y Ramayana. Según la tradición, el periplo de Ram y sus descendientes por Asia habría durado nada menos que 3500 años, hasta que finalmente los últimos celtas habrían llegado a establecerse en Afganistán.
ESTATUAS SIN ROSTRO DE BAMIYÁN
Quizá ellos fueron los constructores de las estatuas sin rostro de Bamiyán, las que tal vez fueron mutiladas por los monjes budistas, ya que eran representaciones de los dioses celtas y específicamente del propio Ram, convertido en una potencia divina con el paso de los años, o quizá fue todo lo contrario.
Se trata de una historia apasionante, que recuerda el éxodo de los judíos relatado por la biblia. En este caso, desgraciadamente, no han quedado testimonios escritos y las estatuas de Bamiyán, que podrían haber despejado para siempre el misterio, fueron atentados, mutilados, bombardeados y desaparecidos para que no se supiera a quien correspondía.
LA DESTRUCCIÓN DEL BAMIYÁN
Estos monumentos de gran importancia cultural, histórica y artística forman parte del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde el año 2003.
En Marzo del 2001, , la situación en la ciudad de Bamiyán era la de una urbe desértica, sus habitantes huían por la presencia del gobierno Talibán; ese mismo gobierno decretó que dichas estatuas eran idólatras y ordenó que lo demolieran con explosivos y artillería antiaérea.
Al primer ataque usaron los disparos de cañones de tanques y de artillería pesada, pero no pasaba nada, es entonces que decidieron hacerlos explotar. Los talibanes tuvieron que trabajar por 25 días en la destrucción de estos monumentos históricos, dejando pasmados a todos en el mundo al ver cuanta historia se perdía en el tiempo para siempre.
LOS TALIBANES Y SU REPERCUSIÓN
Los talibanes sólo daban las órdenes, ellos tenían por prisioneros a musulmanes chiitas, quienes eran considerados enemigos por los Talibán sunitas, que habían obtenido el control de la región en mayo de 1999.
Les tomó tres días a los prisioneros colocar los explosivos en la parte inferior y medio de la estatua, los talibanes creyeron que derrumbarían toda la montaña con esa cantidad de explosivos.
Después del primer estallido se formó una gran nube de polvo, mientras los talibanes gritaban “Allahu akbar” (Dios es grande).
Al despejarse y cesar el fuego se dieron con la sorpresa que solo habían volado una pierna del buda, celebraron de todos modos y comenzaron a poner más explosivos, hasta que vieran en pedazos las estatuas más imponentes de la historia.
LA HISTORIA DEL BAMIYÁN REGRESA
En 2002, en una montaña de Sri Lanka se labraron unas esculturas de Buda. Se imitó a uno de los Budas de Bamiyān.
Dos años después en el 2004, unos investigadores japoneses descubrieron que las partes pintadas de las paredes en Bamiyān fueron realizadas entre los siglos V y IX, y no en los siglos VI y VIII, como se tenía conocimiento.
Usaron para comprobar el descubrimiento un análisis de isótopos radiactivos de fibras de paja que se encontraron debajo de las pinturas.
Para el año 2005 se trabajó para recrear las estatuas de los Budas en versión de imágenes. A cargo del proyecto estuvo el artista japonés Hiro Yamagata, él usaría catorce sistemas de láser, proyectando las imágenes de los Budas en los acantilados donde estuvieron esculpidos. Este sistema láser se sustentará con energía solar y eólica.
Ese mismo año también la primera proyección de las imágenes de los Budas en el recinto, la emoción fue tal que muchas personas lloraron al verlos.