Los rostros de Belmez es uno de los casos con mejor documentación de actividad paranormal del siglo XX. En agosto de 1971, en la pequeña ciudad de Belmez, España, una mancha misteriosa apareció en piso de cemento de la casa de María Gómez Pereira. La mancha se movió y se esparció a diario hasta formar la imagen de un rostro.
María, asustada por la fantasmal imagen, intentó removerla. Pero a pesar de sus constantes lavados, la imagen se mantuvo en el suelo. El esposo de María, Juan Pereira, y su hijo Miguel, decidieron destruir esa sección del suelo con un hacha. La sección removida fue reemplazada con cemento nuevo, pero el rostro fantasmal volvió a aparecer una semana después.
ESQUELETOS BAJO LA COCINA
Como es de esperarse, la familia Pereira no estaba feliz y quería remover permanentemente la imagen de su cocina. Pero de alguna manera el rumor se esparció por toda la ciudad y cuando el alcalde escuchó sobre el Rostro de Belmez, como lo habían llamado, se encargó de que la imagen no fuera destruida y en su lugar, fue removida cuidadosamente para someterla a estudios científicos.
Cuando los inspectores llegaron a la propiedad, tomaron la decisión de excavar bajo el suelo de la cocina pues se creía que la propiedad de los Pereira estaba construida sobre los restos de un cementerio. En ese entonces ese método parecía el más rápido y eficaz para averiguar que sucedía en realidad. No les tomó mucho tiempo encontrar una pista sobre la aparición del rostro: enterrados unos tres metros bajo tierra hallaron varios esqueletos, algunos sin cráneos, lo que sugería que fueron decapitados.
Antes de que todos estos esqueletos fueran re-enterrados en un cementerio católico, varias pruebas revelaron que los huesos databan del siglo XIII. El agujero que quedó en el lugar fue rellenado y se volvió a colocar el piso de cemento. Un par de semanas de aparente tranquilidad pasaron hasta que apareció otra cara, diferente a la anterior.
LOS DIFERENTES ROSTROS DE BELMEZ
Esta vez las cosas fueron diferentes. En lugar de uno solo, múltiples rostros empezaron a aparecer en el suelo. Primero el de un hombre, luego el de una mujer con rostros más pequeños alrededor, como si fueran niños.
Un rostro aparecía prominente en el cemento solo para ser reemplazado por otro. A veces la regeneración llevaría solo un par de horas. Parecía que el desentierro de los esqueletos solo había empeorado la actividad paranormal.
Según varios reportes, María solo deseaba que la actividad cesara pues no le gustaba ser el centro de atención de la ciudad, pero la constante aparición de los rostros atraía más y más visitantes a su hogar.
LA INVESTIGACIÓN
Muchos estudiantes, investigadores, sacerdotes, policías, periodistas, e incluso el famoso investigador paranormal alemán Dr. Hans Bender, que lo llamó el caso más importante de fenómenos paranormales del siglo XX, fueron testigos del extraño acontecimiento.
Como parte de una investigación, varias muestras de la losa de cemento fueron llevadas al Instituto de Cerámica y Vidrio o ICV (Instituto de Cerámica y Vidrio) para un análisis, y no se encontraron rastros de pintura o tintes en la muestra.
En otro experimento, el piso de la cocina fue fotografiado por secciones, luego cubierto con una lona, que fue sellada en los bordes. La habitación y las ventanas se sellaron con cera, para evitar cualquier tipo de manipulación exterior. Todo esto fue filmado por un equipo de televisión alemana, y se hizo en la presencia de un notario de la ciudad. La cocina estuvo cerrada durante 3 meses. Al retirar la lona y la cera, era evidente que los rostros habían evolucionado y se habían movido alrededor del suelo. *
ESCÉPTICOS Y OTRAS TEORÍAS
María observando uno de los primeros rostros en aparecer, que se conserva empotrado en la pared
Varios expertos llevaron a cabo experimentos diseñados para demostrar o refutar un engaño, pero ninguna de las pruebas fue concluyente. Los expertos consideraron otras sugerencias que explicaran de manera lógica las posibles causas de lo que ocurría en la casa de los Pereira.
Uno de los principales candidatos fue un proceso conocido como ‘Thoughtography’ y que podría traducirse como ‘fotografía psíquica’. El proceso se basa en una habilidad psicoquinética que permite a una persona proyectar una imagen sobre una superficie de forma deliberada o accidental. La principal sospechosa de esto sería la misma María Pereira.
Los académicos que estudiaron los rostros notaron que muchas de las expresiones eran idénticas a las de María y aprovecharon para señalar el hecho de que los rostros tendían a aparecer mientras María estaba presente. Cuando ella estaba lejos de la casa, la actividad disminuía.
Esta teoría sería desechada la mañana del 3 de febrero de 2004, cuando María Pereira falleció pero los rostros continuaron apareciendo en el suelo de cemento de su cocina.