A lo largo de la historia, el hombre ha encontrado en algunos objetos malditos, energías que superan los límites establecido por la cotidianidad. En ciertas oportunidades se les han atribuido poderes sobrenaturales, en otras se les condena bajo posesiones demoniacas. Lo que sí es cierto en cualquiera de estos casos, es que el miedo por un objeto que parece inanimado aumenta repentinamente cuando los afectados experimentan sensaciones extraordinarias.
La muñeca Annabelle: cuando la fama te precede
Según biógrafos y especialistas en temas paranormales, Ed y Lorraine Warren fueron los encargados de controlar las fechorías cometidas por esta muñeca maldita. Muchos aseguran que cuando un sacerdote de la comunidad de Connecticut se enteró de que en casa de Donna, una estudiante de enfermería, sucedían hechos de carácter paranormal, acudió inmediatamente a los Warren.
Como era de esperarse, la iglesia no aprobaba este tipo de acciones, pues se entendía al ocultismo como una rama totalmente aislada del cristianismo. No obstante, el sacerdote usó sus influencias eclesiásticas para que la investigación de Ed y Lorraine fuese aprobada.
En principio se sostuvo la teoría de que la muñeca estaba poseída por el espíritu de Annabelle Higgins, una niña que había sido asesinada en la misma casa a la corta edad de siete años. La médium que así lo afirmó, le comentó a Donna que el espíritu se sentía complacido con su presencia. A pesar del rechazo de Lou, el novio de Donna, quien no se sentía cómodo con la situación, Annabelle se quedó en casa.
La muñeca cambiaba de lugar inexplicablemente, en par de oportunidad se le encontró junto a una mancha que parecía ser sangre y Lou experimentó sensaciones tétricas estando a su lado. Ed y Lorraine enterados de la situación, se acercaron sin resquemor al lugar para constatar, con equipos de primer nivel, el porqué se los fenómenos. Tras varias semanas de investigación, los Warren determinaron que la muñeca no era víctima de la posesión de un espíritu, sino que estaba embrujada.
Un demonio dentro de un juguete
Se concluyó que en Annabelle habitaba un demonio, cuya única intención era la de atraer jóvenes para poseer sus almas. En este caso, todas las pruebas apuntaron a que la entidad maléfica quería adueñarse de la vida de Donna. Con la ayuda del sacerdote, se hicieron exorcismos en cada una de las habitaciones de la casa, liberando así a la futura enfermera de aquella influencia demoniaca. Esta historia recobró fama gracias a la película El Conjuro, estrenada en 2013, donde la muñeca es la principal antagonista.
Pasa, pero no te sientes
Uno de los objetos malditos más famosos del mundo se encuentra en el Museo de Thirsk, en el Reino Unido. La silla de la muerte de Busby reclama un sitial de honor en la lista de los entes que más muertes inexplicables ha cobrado. Y es que en vez de ser un asiento donde las personas puedan tomar un breve descanso, esta silla fue instruida para influenciar la muerte en todo aquel que ose a sentarse sobre sus posaderas de madera.
Thomas Busby fue un convicto condenado a la horca por causa de sus crímenes. Dictada la sentencia, usó su último deseo para solicitar una cena en su lugar favorito de Thirks. Viéndose satisfecho, se presume que Busby mencionó el siguiente dictamen: “Que la muerte repentina caiga sobre todo aquel que se atreva a sentarse en esta silla”. Aunque en principio nadie le prestó la mayor atención, las cosas cambiaron cuando comenzaron a sucederse fallecimientos sin motivos reales aparentes.
Los primeros antecedentes se remontan a los tiempos de la Segunda Guerra Mundial, cuando los soldados que se acercaban al establecimiento donde Busby probó su último bocado, se sentaban en la silla. Se dice que estos soldados jamás regresaban, bien sea porque morían en combate o simplemente desaparecían. También se tiene registro de un par de pilotos que se estrellaron después de tomar asiento allí. Se le suman algunos obreros de la construcción y la señora de limpieza del local, todas muertes inexplicables.
La silla puede contemplarse en el museo, sin embargo, está totalmente prohibido cualquier contacto con ella. Los encargados tomaron las previsiones que presumieron más adecuadas y la colgaron cinco metros sobre el suelo, para evitar así que alguien, siquiera por error, pose su cuerpo sobre aquel objeto cobijado por la maldición de Busby.
El espejo de Sara Wooddruff
Podría sospecharse que cualquier objeto que se encuentre en “La casa más embrujada de estados Unidos” es digno de liderar cualquier lista. No obstante, entre todas las cosas que hacen parte del inventario de la Plantación Myrtles, hay un espejo que destaca por la presencia de espíritus que no se cansan de asombrar a los espectadores que atreven a recorrer el tour fantasmal ofrecido por la empresa que administra los restos de la casa.
La plantación fue construida en 1796 y desde entonces pasó por más de cinco dueños, hasta que finalmente llegó a manos de James y Frances Kermeen Myers. Los propietarios, visitantes y estudiosos de fenómenos paranormales afirman que en la casa moran al menos doce fantasmas, aunque solo se ha comprobado la muerte de una persona dentro de las instalaciones. Quienes han acudido al lugar afirman que la carga sensorial que se siente es increíble.
En algunos casos se han producido episodios de alteraciones desorbitadas en los visitantes que experimentan algún contacto con los entes que allí residen. Al ser uno de los primeros objetos que recibe a las personas que se acercan a la casa, alrededor del espejo se han creado muchas historias, pues se comenta que a través de él pueden verse los espíritus que penan en la plantación.
De estos fantasmas, los que más presencia tienen son Sara Woodruff y sus dos hijos, de quienes se sospecha fueron envenados, sin razón determinada. A pesar de que la costumbre dicta que los espejos de casas antiguas deben ser velados, no es el caso de este, por lo cual se cree que los espíritus aún viven ahí dentro, esperando algún día poder ser liberados.
Cuando ni la ciencia puede dar explicaciones
A pesar de que muchas de estas historias son tomadas como hechos ficcionales, que nada tienen que ver con la contemporaneidad, aún siguen haciendo mella en la mente del hombre. Y ante la imposibilidad de encontrar una respuesta fiable a estos hechos, los científicos se resguardan en la ambigüedad de lo “inexplicable”, demostrando así que siempre y cuando exista un blanco en la comprensión de algunos fenómenos, el ser humano seguirá adherida a la curiosidad que se erige alrededor de eso que no puede ser pragmáticamente comprendido.