En el pasado de la psiquiatría, se creía que métodos tan drásticos como la lobotomía, el electroshock, el aislamiento y el encierro eran tratamientos viables para las afecciones mentales. Pero detrás de ello, hay una Siniestra realidad. Cientos de médicos respetables prescribieron estos “tratamientos” a diestra y siniestra en la primera mitad del siglo XX, con el mayor grado de deshumanización y desapego que se pueda imaginar.
Como es de esperarse, en la mayoría de los casos no se percibieron mejoras considerables; por el contrario, el deterioro se hizo evidente y el trato denigrante, así como la falta de seguimiento a los casos redujo la vida de los pacientes a la miseria y la desesperación.
LOS TRATAMIENTOS MENTALES MÁS CONTROVERSIALES EN LA HISTORIA
Entre los tratamientos más extraordinarios, que en su tiempo se aplicaron frecuencia, se encuentran:
- Utilización de una maquinaria rotatoria en la que se inmovilizaba al paciente y se le hacía girar a gran velocidad, hasta dejarlo mareado y desorientado por completo.
- Marcaje de la frente con un hierro caliente.
- Encadenamiento en celdas oscuras y sucias; así como también, aislamiento en habitaciones sin luz o cámaras acolchadas.
- Utilización de máscaras en combinación con camisas de fuerza.
- Trepanación: procedimiento que consistió en agujerear el cráneo con el fin de que los “espíritus malvados” abandonaran el cuerpo del afectado.
- Inducción del sangrado, el vómito y la purga forzada.
- Rituales como exorcismos y oraciones.
- Inmersión en bañeras de hielo.
- Inducción de comas de insulina por baja de azúcar, para “resetear” el cerebro.
- Lobotomías: procedimiento mediante el cual se introducía una barra de acero en el cerebro y se agitaba, dañando gran parte de los tejidos conectivos y de la materia cerebral.
EGAS MONIZ, NEURÓLOGO PORTUGUÉS, PIONERO DE LA LOBOTOMÍA
En el año 1935, en Lisboa, el doctor Moniz logró cortar las conexiones entre el lóbulo frontal y el resto del cerebro, hecho que fue considerado un gran logro para tratar enfermedades mentales. A medida que Moniz fue reportando grandes mejorías en sus pacientes, su método fue replicándose cada vez más alrededor del mundo e incluso, en el año 1949, ganó el premio Nobel por inventar la lobotomía, lo que por supuesto incrementó su popularidad. Una terrible y siniestra realidad.
Así, durante años, miles de pacientes fueron tratados con este tipo de procedimientos, o como también se conocían a principios del siglo XX, “curas milagrosas”. Sin embargo, este controversial tratamiento también tuvo muchos detractores que cuestionaron su efectividad y a partir del 1950, empezó su declive.
SINIESTRA REALIDAD DE LA PSIQUIÁTRICA EN NUESTROS DÍAS
Los centros de salud psiquiátrica de Indonesia han sido noticia en los últimos años, debido a las situaciones de extrema decadencia en que mantienen a sus pacientes. Son encadenados a unos barrotes, deben defecar y miccionar en el sitio, y cosas tan básicas, como tener una cama para dormir, son consideradas un lujo.
Sin duda alguna, es un tema desatendido por el gobierno y las autoridades del país. Esto, sumado a la indolencia de los familiares de los pacientes, quienes por lo general se desentienden y no acuden a realizar visitas, impone un panorama oscuro y desesperanzador para los recluidos en estos centros, que usualmente mueren en el lugar, abandonados a su suerte y en las peores condiciones.
Ante la falta de profesionales de la psiquiatría y clínicas adecuadas, la práctica de encadenar a los pacientes, sin un diagnóstico apropiado de su dolencia, (también conocida como pasung) se ha incrementado exponencialmente a través de los años, ocasionando una terrible y siniestra realidad.
¿REALMENTE SE HA HUMANIZADO LA PSIQUIATRÍA?
Los métodos actuales, al menos en teoría, son menos drásticos que los del pasado. Sin embargo, no es para nada inusual que se presenten denuncias sobre distintos manicomios, como son llamados comúnmente, que no cumplen con las normas mínimas de sanidad para sus pacientes.
En los reclusorios mantienen a los afectados en condiciones paupérrimas, hacinados y sin la debida alimentación, circunstancias que no hacen sino empeorar las dolencias psíquicas de las personas. Mientras tanto en las clínicas con las mejores instalaciones, a las que sólo clases pudientes pueden acceder, no suelen haber estos problemas de hacinamiento o alimentación.
Sin embargo, bombardean a los pacientes con altas dosis de diversas drogas que, en muchos casos, terminan reduciéndolos a meros autómatas con breves vestigios de humanidad. Actualmente no es de extrañar que la salud mental se haya convertido en un negocio más.
La industria farmacéutica devenga ganancias millonarias año tras año, los médicos se lucran mediante la prescripción indiscriminada de drogas para tratamientos mentales, mientras que los afectados siguen siendo, como siempre, los pacientes.
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