J. H. Rosny es un escritor genial y seguramente cuando te contemos de el, lo podras reconocer por su enorme trabajo. Al igual que la máquina del tiempo que imaginara H.G. Wells a principios de siglo, el cine actual es capaz de hacernos viajar al remoto pasado de este planeta o futuro intergaláctico.
Para lograr la ilusión perfecta de esos viajes se cuenta con una tecnología muy desarrollada, pero también por el talento y el profesionalismo de directores jóvenes.
Así, piloteada por esta gente, la nueva máquina cinematográfica del tiempo nos ha ofrecido insólitos viajes al futuro, inmediato y lejano, como en Blade Runner y la Guerra de las Galaxias, o al pasado remoto, como El señor de los Anillos o la Guerra del Fuego adaptación del libro de J. H. Rosny.
Pero antes del cine la literatura ha hecho lo mismo. Tanto Blade Runner como la Guerra del Fuego, por ejemplo, están basadas en sendas novelas que pueden ser consideradas como visiones literarias del futuro y del pasado, respectivamente. La segunda de ellas merece atención especial, pues fue escrita nada menos que en ¡1909!
Su autor, J.H. Rosny (1856-1940), parece condenado al olvido, a pesar de que creó el género de la novela prehistórica y fue precursor de la moderna ciencia ficción, quizás más importante que H.G. Wells y el propio Julio Verne.
Belga de nacimiento, J.H. Rosny escribía en francés. Inició su carrera literaria publicando novelas realizadas en colaboración con su hermano. Su verdadero apellido era Boeux, pero ambos autores eligieron, el nombre de J.H. Rosny como seudónimo.
Al separarse su nombre era ya muy famoso, por lo que siguieron firmando así sus obras individuales, solo que para diferenciarse añadían la palabra “Mayor” o “Menor”, J.H. Rosny el Mayor (o el Viejo, como también se le solía conocer) es quien nos interesa; como dijimos, además de crear la novela prehistórica, y de incursionar en la novela psicológica y en la novela social.
Rosny se anticipó a la ciencia ficción desarrollando temas como la invasión extraterrestre del planeta o la desaparición de la humanidad, a consecuencia de la radioactividad.
LA GUERRA DEL FUEGO
En relación al género de la novela prehistórica Rosny no solo debe considerarse como su fundador sino también como su maestro absoluto; ni siquiera autores tan celebrados como Jack London, Horacio Quiroga y William Golding, quienes también escribieron narraciones prehistóricas, llegaron a superarlo.
La mejor muestra de sus excelencias en este sentido se encuentra en La guerra del fuego, novela que ya está adaptada a la pantalla, Rosny la escribió en 1909, en pleno dominio de todos sus recursos, presentándola como una novela de aventuras magistralmente estructurada; por esta razón fue muy popular en su tiempo, para después convertirse en el libro clásico de Rosny.
Debajo del absorbente montaje puramente novelesco, en La guerra del fuego se desarrolla toda una trama científica que gira en torno al descubrimiento humano del fuego hace aproximadamente 80 mil años. Rosny era un evolucionista convencido, y como tal sus visiones se encuentran determinadas por los postulados del darwinismo; por ello, en relación al fuego ve a los neardenthales que protagonizan la novela como seres incapaces de “fabricar” el preciado elemento y, por lo tanto, mucho más cercanos a los primates que al homo sapiens.
Dado que ignoran cómo hace fuego, estos primates superiores, casi humanos, deben enfrascarse en una lucha sin cuartel para obtenerlo. Justamente esta es la guerra a la que alude el título y también el “leit motiv” de la intriga novelesca; pero sucede que Rosny no se contenta con la descripción pormenorizada del comportamiento de los neardenthales y de sus luchas por la sobrevivencia a través de la posesión del fuego, sino que va más allá y “visualiza” la confrontación de estos seres con una tribu de homo sapiens.
Las diferencias físicas entre ambos grupos son marcadas, pero no abismales, como sí lo son en cambio sus diferencias culturales, todas ellas determinadas por el hecho contundente de que el sapiens sabe hacer fuego. También te puede interesar: Habsburgo, una familia maldita
LOS PERSONAJES DE ROSNY: VAMIREH
La confrontación entre diversos grupos tribales de distinto nivel evolutivo parece ser el tema recurrente en las novelas prehistóricas de Rosny. Está presente desde su primera incursión en este género, Vamireh; aquí el personaje principal es un solitario dolicocéfalo de la Europa cuaternaria, quien se lanza a través de los bosques en busca de aventuras encontrándose con trogloditas supervivientes de otras eras y con las razas desconocidas de Oriente.
La novela ilustra con admirable sentido épico los grandes combates decisivos entre las razas primitivas; de ellos saldrá la raza dominante, la que habrá de emprender los últimos trechos del camino evolutivo que lleva a la civilización; atrás quedarán los derrotados, siguiendo un camino inverso que llevara a la extinción o, en el mejor de los casos, al ostracismo.
Con todo esto Rosny ha ilustrado genialmente su idea de una evolución plural a través de los milenios; en un medio ambiente que sufre cambios constantes, las especies aparecen y desaparecen, y muchas veces los derrotados se niegan a ser destruidos y todavía sobreviven a varias eras, Así el homo sapiens puede enseñarle a hacer fuego al neardenthal en La guerra del fuego o Vamireh experimentar una “emoción fraternal” al encontrarse con las hordas de los tardígrados “comedores de gusanos”.
EXPLORACIÓN DEL GRAN MISTERIO HUMANO
Lo que más sorprende en los viajes a la prehistoria de Rosny es su poder de convencimiento, su visión de “primera mano”, como si hubiese estado en los escenarios y situaciones que descubre. Esto lo logró gracias a una metódica formación científica, especialmente en paleontología y antropología.
Pero no se trata solo de esto, ya que Rosny so se limita a hacer frías descripciones del comportamiento de los hombres primitivos. Por el contrario, en sus novelas prehistóricas late esa “emoción fraternal” de la que hablamos, además de un especial sentido de la belleza del medio ambiente. Y en medio de todo aparece el gran misterio del “fenómeno humano”, como decía Teilhard de Chardin; y ante él, la ciencia tiene que hacerse a un lado para dar lugar a otra forma de conocimiento fincada más en la intuición que en el razonamiento.
Son estos los grandes momentos de la literatura prehistórica de Rosny: cuando nos enfrentamos al gran misterio y a pesar de no poderlo descifrar racionalmente buscamos la respuesta, guiados por el escritor, en nuestro propio interior.