La cultura y sociedad china son comúnmente vistas por la sociedad occidental como un estereotipo de perfección y habilidad, a menudo relacionada con un grado mayor de inteligencia. Lo cierto es, que la mayor virtud que poseen los ciudadanos chinos es la disciplina; esta les ha permitido posicionarse como una súper potencia mundial contemporánea y prevalecer como un ejemplo de sabiduría, genialidad, constancia, etcétera. Sin embargo, no todo es positivo en este entorno de aparente ‘perfección’.
La exigencia y minuciosidad del pueblo chino es causante también de injusticias, y aunque algunas de ellas son causadas por situaciones ajenas a su cultura, la mayoría son consecuencias de la mala convivencia y poca empatía de los ciudadanos chinos, que permiten sacar a la luz situaciones realmente sorprendentes, que en ocasiones resultan incluso difíciles de creer.
Sheng-nu o ‘Mujeres sobrantes’
Un claro ejemplo de lo mórbida que puede ser la población de este país, son las ‘sheng-nu’ que se traduce literalmente al español como ‘mujeres sobrantes’. Se les conoce despectivamente como ‘seng-nu’ o ‘mujeres sobrantes’, a las mujeres chinas que han pasado los 25 años de edad y permanecen solteras, ya sea por decisión propia, o porque ningún hombre ha querido desposarlas.
Pero, ¿cuál es la razón de tal denominación? Es bien sabido que en la sociedad china prevalece aún el pensamiento machista. Las mujeres que han llegado a los 25 años y no han logrado casarse con un hombre, son consideradas ‘inservibles’ por la sociedad. Se piensa que una mujer soltera no está completa, además de que se considera una deshonra para su familia.
Las ‘mujeres sobrantes’ son constantemente discriminadas sin excepción, hasta el punto de que sus padres ¡las ofrecen como mercancía en una especie de rifa totalmente pública!
El mercado de las ‘mujeres sobrantes
¿Puedes creer que hay un mercado en el que los padres ofrecen a sus hijas como productos, y que es visto como algo completamente normal? Por muy increíble que parezca, a causa de este cruel fenómeno social, se ha creado un ‘mercado de mujeres sobrantes’.
Los padres de las mujeres solteras mayores de 25 años, para evitar la deshonra que significaría tener una ‘mujer sobrante’ en su familia, en un espacio especialmente ambientado para ello, literalmente comparten los ‘currículum’ de sus hijas, con la esperanza de que algún hombre se interese en contraer matrimonio con ellas.
En una especie de feria donde se publican los perfiles de estas mujeres, es totalmente normal ver a personas cotizando entre una y otra opción. Se consideran cuestiones como, ¿cuánto gana?, ¿en qué trabaja?, ¿tiene casa?, ¿automóvil?, incluso se publica su tez, peso y medidas corporales, acompañadas de una fotografía de cuerpo completo de la mujer.
Es, prácticamente, como si estuvieras vendiendo a tu hija sin más reparo que el temor a deshonrar tu apellido. En china, se considera al ‘respeto’ como la mayor cualidad que una persona puede tener; y, para los padres de las ‘mujeres sobrantes’, esto presupone una muy grave falta de respeto, por ello, toman la medida de ofrecer a sus hijas en este ‘Mercado de mujeres sobrantes’.
Ellos mismos califican a sus hijas como ‘atractivas’ o ‘no atractivas’. Realmente no les interesa lo que puedan estar sintiendo o sus anhelos personales. La cultura china hasta el día de hoy, conserva su ideología totalmente machista.
El machismo en China
Un viejo proverbio chino dice: ‘Escucha a tu esposa, pero nunca creas lo que dice’. La sociedad china ha discriminado a la mujer desde tiempos inmemoriales, sobre todo en las zonas rurales. Han creado en ellas complejos que las hacen sentir inferiores y sumisas, puesto que las cifras de maltrato doméstico y violaciones han aumentado considerablemente en los últimos años.
Esto se refleja también en el hecho de que en las familias chinas prefieren tener hijos que tener hijas, pues persiste la idea de que las mujeres no son para nada importantes. Además de que los hombres llegan al punto hasta de obligar a sus esposas a someterse a abortos al enterarse de que llevan en el vientre a una niña. (En ocasiones es la madre la que aborta por decisión propia) Hace varios años, en 1992, fue promulgada una ley que buscaba salvaguardar los derechos e intereses de las mujeres.
Se intentaba defender tan solo sus derechos básicos, por el solo hecho de ser un ser humano, al igual que se buscaba cambiar el pensamiento retrógrada de que la mujer era un estorbo o un mal. Sin embargo, dicha ley no pudo cumplir su cometido, ya que continúan los abusos contra la mujer, aunque increíble y afortunadamente, la natalidad de las mujeres ha ido en aumento.
Y, aunque se sigue prefiriendo concebir a un niño que a una niña, ha disminuido considerablemente el índice de abortos por el simple hecho de ser una ‘niña’. Afortunadamente, en la actualidad se ha conseguido que la igualdad de género en China esté un paso más cerca, cada vez se avanza más en el camino de que la mujer posea sus propios derechos y libertades que nadie puede violar o anular, o que pueda participar activamente (aunque con cierta dificultad) en sectores culturales, políticos, educativos, etcétera.
Aunque aún se plantea como una ‘semi-realidad’. Ya que la mujer china aún es discriminada y a menudo pasa su niñez en un ambiente tóxico en el que abundan comentarios negativos acerca de su importancia en la sociedad, capacidad, etcétera. Y se crea en ella el pensamiento de que es inservible y un objeto concebido únicamente para dar placer a su marido, ya que existe el desafortunado dato de que cada cuatro minutos, una mujer se quita la vida en China.
Mujeres en contra del ‘Mercado de sheng-nu’
Las llaman ‘mujeres sobrantes’ por tener más de 25 años y no haberse casado, en un país como China, donde el número de hombres es mucho mayor al número de mujeres, parece un panorama demasiado desfavorable para ellas. Sin embargo, hay una gran población de ‘mujeres sobrantes’ que se resiste a la idea de casarse ‘por el simple hecho de hacerlo’.
Convencidas de que ser independiente es un gran estilo de vida, ¡y cómo no serlo! ‘Las mujeres solteras están en ‘un punto de inflexión’ y muchas comenzaron a adoptar un estilo de vida individual dejando atrás el estigma’ opina Leta Hong Fincher, autora de ‘La mujer sobrante: el resurgimiento de la desigualdad de género en China’. Una de tantas mujeres que decidieron olvidarse de los complejos sociales que las oprimen en la idea de inferioridad. Un grupo que cada vez se vuelve más grande.
Decidieron no depender de un esposo para ser felices, y decidieron cambiar el término ‘mujer sobrante’ por otro comúnmente usado, ‘mujer poderosa’.
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