Tratamientos de rejuvenecimiento, impecables procedimientos en neurocirugía hidráulica, todos esto son algunos adelantos científicos y técnicos que lograron los incas, cuyos orígenes se encuentran perdidos en tiempo. En la actualidad, algunos investigadores intentan desentrañar sus misterios; como el de la fuente de la juventud; para así poder aprender un poco de ellos.

Los curanderos realizan una trepanación craneana de los Incas - fuente de la juventud

Los curanderos realizan una trepanación craneana de los Incas – fuente de la juventud

¿POR QUÉ NO ENVEJECÍAN LOS INCAS?

Las investigaciones realizadas por un geriatra peruano, actualmente radicado en España, indican que es posible que los médicos del Tahuantinsuyo hayan conocido no sólo el arte de practicar con éxito trepanaciones de cerebro, sino que también aplicaran métodos para evitar el envejecimiento prematuro de sus principales líderes, pues las constantes luchas y peleas entre clanes no garantizaban una larga vida.

Antonio Pissano ha intentado un revolucionario método de rejuvenecimiento, basado precisamente en lo que se ha ido descubriendo sobre la medicina practicada por los antiguos peruanos, que cada día nos sorprende más por sus adelantos.

La terapia aplicada por Pissano se ha probado ya con excelentes resultados en el centro de la Cruz Roja de Madrid y se le denomina “terapia glandular”. En términos generales esta terapia consiste en inyectar en un organismo, al presentarse los primeros síntomas de la senilidad, células vivas que previamente han sido extraídas de animales nonatos o en estado de embrión.

Desde un punto de vista estrictamente científico, dicho procedimiento resulta absolutamente lógico, ya que este tipo de células son ricas en ácido ribonucleico, sustancia vital en la síntesis de las proteínas, efectuada en el cerebro humano. Las estadísticas indican que cada ser humano entre los 3 y los 40 años tiene un aumento gradual en la producción de este ácido. Después de las cuatro primeras décadas de vida, esta producción permanece estacionaria, hasta los cincuenta años, que es cuando empieza a declinar.

LA FUENTE DE LA JUVENTUD Y LOS INCAS

Los principales investigadores en este campo están convencidos de que existe una relación directa entre las constantes de la juventud y la vejez, y el mencionado ácido. La traducción de estos datos teóricos a la práctica indica que en realidad así suceden las cosas. Ahora falta únicamente que los experimentos efectuados confirmen las teorías del doctor Pissano. El trabajo de este geriatra parece llevar la delantera gracias a los conocimientos que tiene de los indios peruanos, transmitidos de generación en generación. Los Incas hacían mucho hincapié en la necesidad de los ancianos de alimentarse con animales nonatos.

El ácido ribonucleico (ARN), curiosamente, al ser inyectado directamente al hombre no da buenos resultados. Pero todo cambia cuando se aplica mediante células animales. Los resultados, en un 80% según cuidadosos análisis clínicos, se traducen en una rápida revitalización del cerebro, del sistema cardiovascular, y aparentemente, del hígado. La alimentación de los ancianos incas era muy pobre en hidratos de carbono; además se abstenían parcialmente del alcohol y de otras bebidas estimulantes como el té y el café. Otro dato importante es que suprimían totalmente el tabaco.

La terapia celular con ARN fue aplicada ya a algunas personalidades como el general Charles De Gaulle, a su colega, el argentino Juan Domingo Dietrich, quienes como sabemos lograron ocultar con éxito el secreto de su edad real. El modo como lo lograron se conoce ahora: eran las curas de rejuvenecimiento. El método Pissano espera exclusivamente un reconocimiento a nivel mundial, con el fin de ser incorporado definitivamente a la geriatría moderna. Lo desconcertante de esto es que los incas conocían el método, si bien no en todos sus detalles, al menos en sus líneas generales.

OTRO HECHO SORPRENDENTE

Los médicos del Tahuantinsuyo, de acuerdo con las modernas investigaciones estaban bastante adelantados y en cirugía lograron proezas que los europeos tardarían siglos en imitar. Mientras, nosotros debimos esperar a que aparecieran algunos metales como el platino antes de poder reemplazar huesos dañados, ellos rehabilitaban el tejido óseo mediante el uso de cáscaras de calabaza sometidas a rituales de “purificación”, que al parecer no eran otra cosa que procesos de esterilización, para evitar infecciones.

Anotaciones de Guamán Poma de Ayala sobre medicina tradicional de los Incas

Anotaciones de Guamán Poma de Ayala sobre medicina tradicional de los Incas

La calabaza fue utilizada frecuentemente en la trepanación craneana. Posiblemente el trabajo en las minas de oro y plata del Perú y Bolivia provocaba graves accidentes a esos mineros de la antigüedad. Utilizando finos cinceles de piedra, los médicos incas extirpaban milagrosamente la parte dañada del cráneo, esto es, sin tocar la masa encefálica y reemplazaban el hueso dañado con un pedazo de calabaza cortado con cuidado y que encajaba perfectamente en el hueco dejado por el tejido óseo inutilizado.

Seguramente la calabaza, antes de ser recubierta con el cuero cabelludo, era pegada con alguna sustancia desconocida actualmente. En las tumbas, especialmente de la región Nazca, se han encontrado muchos cráneos trepanados, en los que claramente se puede ver cómo el tejido óseo comenzó su regeneración después de realizada la intervención quirúrgica. Es decir, que comprueban que el paciente siguió viviendo durante muchos años más.

Estos cráneos han sido sometidos a algunos análisis superficiales, pero ninguno de los actuales médicos del Perú, con la excepción de Pissano, han estudiado a fondo la medicina de sus antepasados. Es por eso que no sabemos cuál era la sustancia milagrosa que permitía unir la corteza de la calabaza con el hueso.

MILAGROSA TÉCNICA ANTIGUA

Como se sabe, el Tahuantinsuyo fue la última manifestación cultural autóctona del antiguo Perú. Dicho imperio, regido por el inca, abarcaba todo el macizo andino desde Colombia hasta la región central de Chile, pasando por Ecuador y Bolivia.

El gigantesco imperio, sin embargo, no se hizo de la noche a la mañana, sino que fue el producto de una serie de cultural que se desarrollaron en diferentes lugares de lo que hoy es territorio peruano y boliviano. Dos grupos fueron sus principales animadoras: los aymara y los quechuas. Pero, en su historia hubo otros pueblos que han desaparecido totalmente.

Trepanaciones craneanas

Trepanaciones craneanas

Entre ellos se encontraban los que habitaron los desolados arenales que componen la pampa de Nazca, donde únicamente parece gemir el viento, pero que sirvieron de cuna a pueblos muy avanzados. Todo parece indicar que de Nazca y de otras culturas aledañas, heredaron los galenos del Tahuantinsuyo sus avanzados conocimientos de medicina.

De la misma manera fueron pueblos desaparecidos de la alta región andina quienes legaron sus avanzadas técnicas de construcción que permitieron la erección de fantásticas ciudades como Macchu Pichu. Allí no solamente se hizo encajar tan perfectamente a las piedras que no necesitaron ligazón alguna, sino que en los canales a tajo abierto se puede apreciar cómo la roca está labrada hacia arriba.

Es decir que el agua no bajaba por estos conductos, sino que ¡subía! Y, repetimos, son canales abiertos. ¿Cómo fue posible que se lograra esta proeza?

También te puede interesar: CHEMTRAIL: ESTELAS QUÍMICAS QUE TE ROCÍAN A DIARIO

Frente a estos maravillosos adelantos técnicos surge un sinnúmero de preguntas, que se pueden condensar en una sola: ¿De dónde surgieron todos estos conocimientos que siglos después no se pueden emular? Los trabajos de arqueología y antropología nos han dado una pista: Todas estas técnicas no fueron adquiridas por los sacerdotes de los incas, su clase intelectual, de la noche a la mañana; fueron conocimientos que se obtuvieron gradualmente.

Sin embargo, la lógica elemental indica que debió haber un punto de partida. Las posibilidades son múltiples, desde las que hablan de seres extraterrestres convertidos en dioses sembradores de vida y ciencia por el universo, hasta las sospechas de que en los 5 billones de años que tiene el planeta Tierra hubo una civilización anterior, diferente a la nuestra y por lo visto más avanzada.