Las sociedades modernas suelen esgrimirse bajo la idea de un pluralismo multicultural y religioso. Ese es el principio que rige todo lo relacionado con derechos humanos; no obstante, aun existen comunidades ortodoxas que practican la religión de una manera más estricta y conservadora. Ese es el caso de la localidad de Tenacu, en Moldavia (República de Moldova en rumano), lugar donde se llevó a cabo el Exorcismo de la monja rumana del Monasterio de la Santísima Trinidad.
El 15 de junio de 2005 murió por inanición Irina Maricica Cornici, según los resultados de la autopsia. Unos meses antes, Irina había llegado al Monasterio después de haber trabajado un par de años en Alemania. En aquel recinto religioso se encontró con un pope llamado Daniel Petru Corogeanu, quien la empujó a tomar los hábitos y unirse a la congregación. Desde aquel instante el sacerdote percibió en ella energías malévolas, las cuales iban a ser expulsadas bajo su propia mano ante la ley de Dios.
Supuestamente Irina, de apenas 23 años, sufría de esporádicos ataques esquizofrénicos, aunque sus padres opinan todo lo contrario. Lo más probable es que esta haya sido la causa que llevó al pope a querer “desligar” a Irina de los demonios. Solo un par de semanas después de haber ingresado al Monasterio, la joven rumana tuvo que asistir al hospital de la comunidad a causa de unas lesiones en sus extremidades, tanto inferiores como superiores.
Una crucifixión pasiva
En respuesta a las continuas alteraciones de Irina, sus compañeras del convento comenzaron a señalarla por servir de morada al demonio. Las monjas confesaron haberla atado de manos y pies a una cruz, por miedo a ser atacadas. Durante tres días la mantuvieron amarrada, orando continuamente para que el mal abandonara el cuerpo de la joven y pudiese volver a la senda de Dios. Desafortunadamente las plegarias no surtieron efecto, lo que dio paso a que Corogeanu comenzara a desarrollar el ritual exorcista.
Durante el ritual, a Irina no se le permitió ingerir ningún tipo de alimento, y apenas se le humedecían los labios con agua. Esto conllevó a que la monja pereciera en medio de las oraciones de quienes querían “librarla del mal”.
Curiosamente el deceso se celebró en el Monasterio como si se tratase de un acto divino. En palabras del pope: “La hermana Irina ha sido finalmente librada del mal. Dios ha hecho un milagro por ella”. Bajo aquel mismo recinto se llevó a cabo el funeral de la joven, auspiciado por el Padre Daniel, como suelen llamarle a Corogeanu. Una veintena de feligreses se apostaron junto al sacerdote para presenciar la última despedida de la religiosa. Al hacerse pública la noticia, los devotos tuvieron que rendir cuentas ante la justicia.
Salvando almas a través del poder de Dios
Corogeanu fue acusado de homicidio, a pesar de que muchos fieles acudieron a las instancias policiales exigiendo su liberación, pues afirman que el Padre Daniel es la presencia de Dios en el mundo terrenal. Él mismo sostiene que solo es una herramienta de El Señor y que su trabajo no es otro sino seguir los lineamientos divinos.
La vida del sacerdote siempre estuvo ligada a los oficios religiosos, pero fueron sus maneras de acercarse a la iglesia, las que lo identifican como un fanático extremista. Todas las prácticas eclesiásticas las llevaba siempre al límite: extendía el ayuno al punto de surcar la muerte; odiaba el dinero porque afirmaba que era el “ojo del diablo”; no poseía ningún tipo de herramienta tecnológica porque según esos artificios alejan al hombre de Dios; y cuando de rezar se trataba, podía pasar horas y horas en vilo orando con el único fin de alcanzar la gracias divina.
Exorcismo de la monja rumana en la actualidad
Corogeanu pasó siete años recluido al encontrarse culpable. Los cinco devotos acusados ya se encuentran en total libertad, pero las circunstancias parecen haber alentado al acérrimo ortodoxo. El Padre Daniel vive en un monasterio construido por un presuntuoso millonario de la localidad que quedó embelesado con el discurso del sacerdote. Allí continúa con su práctica religiosa, la cual se cree, es cada vez más irrestricta ante aquello que no forme parte de sus creencias.
Cabe destacar que los exorcismos y no solo el del Exorcismo de la monja rumana, siguen siendo comunes en esas localidades. Es un ritual practicado y extendido por muchas iglesias ortodoxas, las cuales hacen parte de más del 80% de las iglesias del país, con un número significativo de fieles.
El cine también tomó su parte
Morácea Muresan, apenas se hizo público el suceso, afirmó que una historia de esta índole debía ser llevada a la gran pantalla, y desde entonces comenzó a trabajar en una adaptación que reconstruyera los sucesos ocurridos en el Monasterio de la Santísima Trinidad. En principio pensó titularla “Santa Magdalena de los Diablos”, pero al ser comprados los derechos de la historia, el director Xavier Gens finalmente se decantó por “La Crucifixión”.