¿Qué peor que atroz que el cadáver de un niño desconocido? Al parecer no hay un límite para el número de extrañas y misteriosas muertes sin resolver, esto ha desafiado nuestra comprensión a lo largo del tiempo. Algunos de estos casos son tan espeluznantes como desconcertantes, y uno de los más misteriosos involucra una caja que apareció de la nada en 1957 con un contenido algo inusual y espeluznante: el cadáver de un niño.
En febrero de 1957, un hombre caminaba cerca de la carretera Susquehanna en Filadelfia, y mientras revisaba las trampas que había puesto para atrapar ratas almizcleras se topó con una caja grande de cartón con las advertencias “frágil” y “manejar con cuidado”. La caja había sido abandonada cerca del bosque. Al acercarse, el hombre descubrió lo que a simple vista parecía un muñeco de un metro de altura sentado y cubierto por una manta.
Pero cuando el hombre inspeccionó mejor el contenido, se dio cuenta de que en realidad no era un muñeco, sino el cuerpo desnudo de un niño que tenía moretones y parecía haber sufrido graves heridas en la cabeza. Aunque el hombre quedó sorprendido y conmocionado por el macabro descubrimiento, decidió no hacer la denuncia ante las autoridades porque se encontraba en un área donde cazar estaba prohibido y tuvo miedo de enfrentar repercusiones.
Dos días después, un hombre llamado Frederick Benosis encontró la caja y notificó a la policía.
El hallazgo del niño desconocido de América
La caja en que fue encontrado el cuerpo. Cuando las autoridades llegaron al lugar el 25 de febrero de 1957, descubrieron que el cuerpo desnudo era de un niño de entre 4 a 6 años de edad, pequeño para su edad y que mostraba signos de desnutrición severa. Su cabello había sido cortado apresuradamente, posiblemente justo antes o después de la muerte, ya que había mechones de pelo adheridos a su cuerpo.
El cuerpo estaba cubierto de moretones como si hubiera sido golpeado severamente, pero aun así fue puesto en la caja cuidadosamente, con los brazos cruzados suavemente sobre el pecho. Sus uñas habían sido cortadas, y sus manos y pies mostraban evidencia de que el cuerpo había estado sumergido en agua durante un largo período de tiempo justo antes o después de la muerte, tal vez porque había sido bañado.
Un examen de sus ojos demostró que él niño posiblemente sufría de una enfermedad crónica de la vista. En los tobillos y la ingle del tenía cicatrices que indicaban algún tipo de cirugía, y también tenía una cicatriz debajo de la barbilla. Su esófago contenía un residuo marrón oscuro, lo que indicó que posiblemente había vomitado poco antes de morir.
El forense determinó que la causa de muerte fueron los golpes que le propiciaron en la cabeza. Se estimó que el cuerpo había estado en el bosque alrededor de 2 semanas; aunque era difícil determinar el tiempo exacto debido a las bajas temperaturas.
Las pistas del niño desconocido
La escena del crimen también contenía pistas. La caja era de la tienda departamental J.C Penney, y contenía originalmente una cuna. Los investigadores encontraron prometedor el hecho de que la caja tenía el número de serie del fabricante visible, por lo que podrían descubrir el envío y comprador exactos. Además, la caja tenía la dirección de la sucursal de J.C Penney a la que había sido enviada, que se encontraba a sólo 15 millas de distancia.
No muy lejos de donde la caja fue abandonada también se encontró una gorra con una correa de cuero y hebilla distintivos. Se tomaron las huellas dactilares del muchacho, se hicieron circular fotos, y las autoridades pensaron que llegarían rápidamente al fondo del crimen.
Pero estaban equivocados. La caja resultó ser de una de las 12 cunas vendidas en la tienda, pero no había un registro de los compradores porque habían pagado en efectivo. Ocho de los compradores se presentaron voluntariamente después de leer el caso en las noticias, y todos ellos alegaron haber botado las cajas o usarlas para almacenar cosas en su casa. Se desconoce el paradero de los otros cuatro compradores.
La gorra que se había encontrado también llevó a un callejón sin salida. A pesar de que fue rastreada a una tienda dirigida por Hannah Robbins, y aunque ella recordaba claramente al hombre que la había comprado, el pago se había hecho en efectivo y su información tampoco fue registrada. Las autoridades fueron de puerta en puerta a todas las tiendas de la ciudad con fotos del muchacho y la gorra, pero nadie logro identificarlos.
Identidad desconocida
La policía usó fotos del cuerpo del niño para tratar de encontrar información. El niño resultó ser el misterio más frustrante de todos. Sus huellas dactilares fueron examinadas comparándolas con registros hospitalarios y extensas bases de datos, pero no encontraron ninguna coincidencia.
Además, nadie reportó la desaparición de un niño que encajara con la descripción del que los medios llamaban “El Niño en la Caja”, y a pesar de los miles de folletos y avisos publicados por todo el país, así como innumerables boletines de instituciones gubernamentales, nadie sabía quién era el niño.
Los orfanatos de todo el país también fueron revisados, pero no se obtuvo información relevante. La Asociación Médica Estadounidense ofreció detalles sobre las cicatrices quirúrgicas del niño con la esperanza de que un médico lo reconociera, pero no hubo resultados.
Las autoridades llegaron incluso a distribuir las fotos del niño completamente vestido y sentado para que pareciera más realista, pero sus esfuerzos fueron en vano. Era como si el niño no hubiese existido. Su identidad, así como la de su asesino eran un completo misterio. La única persona interrogada sobre el crimen como posible sospechoso fue Frederick Benosis, la segunda persona en encontrar la caja, pero fue liberado.
Investigación infructuosa del niño de América
Remington Bristow dedicó gran parte de su vida a la investigación del caso. Sin ninguna pista con la cual seguir la investigación, el misterioso niño fue enterrado en una fosa común el 24 de julio de 1957, con dinero reunido por varios detectives. La sencilla lápida del muchacho decía “Padre Celestial, Bendice a este Niño desconocido, el 25 de febrero de 1957.”
Aunque el caso estaba oficialmente congelado, había algunos detectives e investigadores que se negaban a dejarlo ir, obsesionados y decididos a llegar al fondo del misterio. Remington Bristow, uno de los investigadores más comprometidos, incluso contrató a un psíquico.
Este, señaló que una posible pista se encontraba en un orfanato a sólo 1.5 millas de donde el cuerpo fue encontrado. En el orfanato se encontró una cuna del mismo tipo que habría estado en la caja desechada de J.C Penny en la que el niño fue encontrado, así como varias mantas parecidas a la que envolvía el cadáver.
Bristow sospechó que el niño vivía allí y había sido asesinado por alguien en la casa, posiblemente el propietario Arthur Nicoletti, pero no había pruebas concretas de que el niño viviera allí y por lo tanto no pudieron vincularlos con el crimen.
¿Quién asesinó al niño?
El detective mostrando la manta en que el cuerpo estaba envuelto. Con un caso ta misterioso, existieron numerosas teorías presentadas tanto por agentes de la ley como por detectives aficionados. Una de ellas es que el niño fue asesinado accidentalmente por quien cortó su cabello al sujetar su cabeza con demasiada fuerza. Otra es que una familia con demasiados hijos que mantener lo mató, o posiblemente habría muerto por accidente, pero se deshicieron de él para evitar acusaciones.
Sin embargo, Remington Bristow, creía firmemente que el niño no había sido asesinado a sangre fría, debido al cuidado con el que sus cabellos y uñas habían sido cortados; también fue bañado, y puesto de manera cuidadosa en la caja, lo que sugería que quién lo abandonó le tenía aprecio.
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Otra teoría surgió en 2002, cuando una mujer de Cincinnati, Ohio, conocida sólo como “M”, dio un inquietante testimonio. M afirmó que en 1954 su madre había comprado al niño y lo había sometido a horribles abusos físicos, psicológicos y sexuales. Según M, su madre abusiva había matado accidentalmente al infante en un ataque de rabia al aplastar su cabeza en el suelo después de que el infante vomitara en la bañera.
El nombre del niño era Jonathan. Ya que la historia parecía encajar con la evidencia y los detalles del cuerpo, y también con un testigo indicó años antes haber visto a dos mujeres sospechosas en el área donde se encontró el cuerpo, la policía al principio creyó que el testimonio era prometedor. Pero luego se descubrió que la mujer que hizo la declaración tenía un historial de problemas mentales.
Teniendo en cuenta que no había ninguna evidencia real que corroborara la historia y los vecinos de la mujer negaron que tal cosa hubiera sucedido, el testimonio fue dado por falso.
El misterio continúa
El 3 de noviembre de 1998, el cuerpo del niño fue exhumado con el fin de extraer ADN con la esperanza de que la tecnología pudiera arrojar algo de luz sobre el caso, pero esto tampoco condujo a ninguna parte y el cuerpo fue enterrado nuevamente el 11 de noviembre de 1998 en El cementerio de Ivy Hill en Cedarbrook, Filadelfia.
Esta vez con una lápida que dice “El Niño Desconocido de América”. El niño en la caja sigue sin ser identificado y las circunstancias que llevaron a su muerte son desconocidas. Oficialmente es conocido por las autoridades simplemente como “un niño no identificado”, y lo más probable es que siga así. ¿Quién era ese niño sin nombre? ¿Por qué nadie lo conoce? ¿Cómo terminó dentro de esa caja? Nadie lo sabe, y años después aún no se le ha dado justicia a su muerte. Él es, y tal vez siempre será un desconocido, simplemente “El niño en la caja”.