El movimiento renacentista en Italia fue conocido por una serie de logros durante el siglo XV. E incluso el nombre “renacimiento” se debía a la renovación, a un “renacer”, del interés por la admiración del ser humano y el regreso al estudio de las culturas antiguas. El intelectualismo, la curiosidad por la cultura antigua y el desarrollo de una nueva forma de ver el mundo, estuvo presente en muchos artistas y se reflejó en grandes escritores como Maquiavelo. Lo que muy pocos conocen es lo que ocurría en las calles de Italia durante esta época.
Mientras muchos se imaginan el renacimiento como la época de la contemplación de grandes obras de arte y de grandes exponentes como Da Vinci o Miguel Ángel, lo que realmente ocurría en las calles era más parecido a una película de terror. En 1494, Italia tuvo su primera gran epidemia de sífilis. Visto desde una perspectiva moderna no parece tan grave, pero para la época no existían antibióticos para combatir la enfermedad, por lo cual sus síntomas llegaban a niveles terroríficos, movimiento renacentista.
Se dice que los síntomas de esta enfermedad eran tan severos y violentos que “la piel se comía a sí misma”, de tal manera que parte de los huesos quedaban al descubierto. Los genitales, extremidades y rostros eran brutalmente carcomidos. En ocasiones el rostro de los enfermos dejaba ver una nariz que apenas podía mantenerse unida a la cara. La mayoría perdía esta parte del cuerpo, decían que simplemente “caía” de su rostro. Y es así que gracias al aspecto del infectado nace la imagen del muerto caminante.
EL PRESTIGIO DE SER ZOMBI
En la actualidad, los contagiados con esta enfermedad de transmisión sexual son denigrados por la sociedad en casi cualquier lugar del mundo. Extrañamente, durante el renacimiento, quienes la padecían no la escondían, por el contrario, quienes tenían esta enfermedad salían a las calles como si se encontraran en buen estado.
Padecer de sífilis era tan común para este momento de la historia que Erasmo Róterdam, quien era humanista y filósofo entre otras cosas, escribió una sarcástica frase que alcanzó gran fama: “Un hombre sin sífilis o no era noble o no era demasiado hombre”. Esto debido a que la mayoría de los afectados por esta enfermedad pertenecían las clases altas de la sociedad. Entre los personajes ilustres infectados estuvieron: los Reyes de Francia (Carlos VIII y Francisco I), los papas Alejandro VI, Julio II y León X. E incluso, el propio filósofo Róterdam.
Lo increíble para la época, es que los leprosos aun eran desterrados. Pero las personas que sufrían de sífilis eran totalmente aceptadas. Esto debido a que se conformaban comunidades enteras, con figuras de poder, con esta enfermedad. Esto es más irónico, una vez que estas comunidades eran más notorias, ya que la sífilis causaba una parálisis que les hacía caminar como zombies, y en algunos casos, perdían hasta las manos a causa de la enfermedad. La sífilis fue responsable de millones de muertes, era común en la época renacentista. Una vez propagada por toda Europa, logró vaciar ciudades enteras.
PREVENCIONES Y TRATAMIENTOS PARA ESTE MAL EN EL SIGLO XV
Durante el siglo XV, la medicina se encontraba en una etapa muy básica, la penicilina, esencial para combatir la infección, aún no existía. Por este motivo el único tratamiento recomendado era el mercurio. No solo era usual beber esta sustancia en forma de sales, sino que también se recetaba en forma de ungüento, a través de inyecciones en los músculos, e incluso, se inhalaba como si de un vapor se tratara.
Entre las inusuales recomendaciones de los doctores contra esta enfermedad, también se indicaba no tener relaciones sexuales, y muchos menos, usar cualquier método de barrera. Además de eso, se prohibía ingerir alcohol y se le pedía al enfermo quedarse en cama. Sorprendentemente, este tratamiento se mantuvo durante siglos. Fue en 1943 cuando se descubrió la penicilina y solo en ese momento se detuvo el uso del mercurio para combatir la infección.
Movimiento renacentista
Lo irónico de esta enfermedad es que aun cuando Italia fue de los países más afectados, la gente solía llamarla “la enfermedad francesa”. Por su parte los franceses la llamaban “la enfermedad napolitana”. Nadie quería hacerse responsable de tal mal. Esto debido a que con el pasar del tiempo fue impregnándose de mala connotación, hasta que se comenzó a creer que era resultado de la prostitución, en la época renacentista.
Nunca fue llamada “la enfermedad italiana” porque para el siglo XV, Italia, aún no estaba consolidada como estado. Pero eso no es el único punto curioso sobre esta epidemia que azotó a Europa. Aunque muchos especulaban que este mal provino del nuevo mundo (América), hubo quienes se inclinaron a ver esto como la naturaleza castigando aquellos que iban en contra de lo divino.