Anna Schnabel y el mayor poltergeist conocido

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En el Año 1967 Anna Schnabel consagró su mayor poltergeist conocido. Europa estaba sumergida en la Guerra Fría y Alemania no se había recuperado por completo de la destrucción que significó perder la Segunda Guerra Mundial. “La tierra del genocidio”, como apuntan algunos, se veía inmersa en cientos de historias de caracter paranormal que daban cuenta de los resquemores de las millones de almas que allí perecieron bajo la hoz del Tercer Reich. Un lugar atestado de fanáticos en busca de hechos inexplicables.

En Rosenheim, una humilde localidad de Baviera, ubicada al suroeste de Alemania, se manifestó uno de los casos paranormales más famosos de la historia moderna, y el más documentado de su tipo. Fue un Poltergeist que atormentó a los trabajadores de un pequeño bufet de abogados de la Konigstrasse. Como un “espíritu ruidoso” también se le podría determinar, partiendo de la construcción de la palabra en alemán: Polter, que hace ruido. Geist, espíritu o fantasma.

Imagen de archivo: las lámparas se movían sin explicación algunaImagen de archivo: las lámparas se movían sin explicación alguna

Los primeros indicios paranormales Anna Schnabel 

Los teléfonos dieron el primer indicio de que algo no andaba bien en aquel lugar. Los empleados se quejaban de ruidos extraños durante sus conversaciones. También manifestaban que en algunos momentos se producía una interferencia anormal que generaba el corte de las líneas. El encargado del bufet resolvió ir personalmente a las instalaciones de Siemens para que, siendo la empresa que prestaba los servicios telefónicos, se encargara de arreglar la aparente falla. A pesar de la respuesta inmediata que ofreció la compañía, el inconveniente no pudo resolverse.

Anne Marie Schnabel presenciando los eventos paranormalesAnne Marie Schnabel presenciando los eventos paranormales

Los problemas con los teléfonos se agravaron. Según informó Herr Adam, dueño del bufet, en menos de mes y medio se hicieron unas 600 llamadas a números que no eran manejados ni por él, ni por los empleados. La acusación pudo comprobarse a través de las exorbitantes facturas telefónicas que llegaron a su despacho al mes siguiente. Cabe destacar que estos sucesos extraordinarios serían solo el comienzo.

Todo comienza a salirse de control

El 20 de octubre del mismo año, se recuerda como el día que iniciaron los preparativos para combatir el Poltergeist. Esa mañana hubo un apagón en las instalaciones de la oficina. Herr Adam acudió a la Elektrizitatswerk, empresa encargada de suministrar el servicio eléctrico. Cuando el personal de la compañía eléctrica verificó lo sucedido, la impresión fue tremenda. Los tubos fluorescentes habían sido retorcidos. La investigación continuó y algunos afirman haber presenciado el momento en el que otros tubos de luz eran desenroscados sin que alguien los manipulara.

Imagen de archivo: instituto de psicología paranormalImagen de archivo: instituto de psicología paranormal

Herr Adam, como último recurso, optó por cambiar todas las instalaciones eléctricas y telefónicas del bufet, incluyendo los aparatos. Asimismo, dio órdenes de que se removieran las lámparas con sus respectivos tubos fluorescentes y se suplieran por otros nuevos, pero nada dio resultado. Cansado de la situación y ante la imposibilidad de verse librado, Herr Adam acude a Hans Bender, doctor del Instituto de Parasicología de Friburgo.

Bender, junto con un grupo de 40 estudiosos conformado por científicos y físicos especializados en el área de lo paranormal, dieron inicio a las investigaciones pertinentes, según su fiabilidad en el oficio y los acontecimientos de los que se tenía conocimiento previo. Se midieron las intensidades del campo magnético y los niveles de voltaje del lugar. También se recurrió a la instalación de equipos medidores de ultrasonido y medidores de calor, dado que en el lugar se comenzaron a experimentar cambios bruscos de temperatura.

Parasicólogo Hans BenderParasicólogo Hans Bender

Resultados de la investigación

Los resultados arrojados por Bender no fueron nada confortantes. En resumen, aclaran que los eventos fueron analizados y medidos con instrumentos especiales, sin que se comprobara la existencia de fuerzas magnéticas, electroestáticas o de tensión que alteraran el ambiente. Tampoco se registró alguna fuente de ultrasonido que diera cuenta de los ruidos percibidos. Por último, determinó que los fenómenos se manifestaban bajo la influencia de fuerzas metafísicas, pues no eran resultado de algún manejo fraudulento.

La culpable

Los fenómenos no cesaron. De hecho, a medida que pasaba el tiempo, empeoraban. Los objetos se movían solos e incluso un par de sillas dieron a parar a los costados de la oficina sin que nadie las arrojara. Esta situación extendió el periodo de observación del doctor Bender. Llegado a un punto, pudo constatarse que durante las sesiones en las que el Poltergeist se manifestaba, siempre estaba presente Anne Marie Schnabel, auxiliar administrativa al servicio del bufet.

Representación de un Poltergeist - Anna Schnabel Representación de un Poltergeist

Anne pasó a manos del doctor Bender, quien le hizo una serie de pruebas para determinar su influencia en los fenómenos paranormales ya estudiados. Finalmente, se comprobó que Anne Marie poseía capacidades parasicológicas increíbles y era la fuente de todos los sucesos que se presentaban en aquel pequeño establecimiento de Rosenheim.

No se tiene conocimiento acerca de qué sucedió con Anne Marie tras su despido, pues Herr Adam al conocer el parte del doctor, inmediatamente se deshizo de la auxiliar. Al tiempo en el que la dama dejó el bufet, todo volvió a la normalidad, demostrando con creces que era ella la matriz psíquica que alimentaba al Poltergeist de la Konigstrasse.

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